Llevamos seis meses desde que la pandemia se instaló en el país. De una manera más urgente que meditada, las empresas diseminaron sus cubículos, oficinas y despachos en la casa de sus empleados.
Una de las grandes dudas antes de este confinamiento era si el home office era para todos los ‘perfiles’, si la concentración y la productividad era la misma en la empresa que en la casa o incluso cómo se podía medir el apego al trabajo estando fuera de la vista de los jefes y compañeros.
La consultora BCG publicó un estudio global a 12 mil empleados, muchos de los cuales nunca habían hecho trabajo a distancia. De ellos, 75% dijo que durante los primeros meses pudieron mantener e incluso aumentar su productividad en tareas individuales como analizar datos, escribir presentaciones o tareas administrativas, más no tanto en trabajos grupales que requerían juntas y acuerdos de varias personas.
¿Qué pasó en México? “Es muy difícil saber si se mantuvo o aumentó la productividad, porque son muy pocas las empresas que antes de la epidemia tenían KPI (indicadores de performance) de sus empleados, con lo cual no se puede conocer datos exactos”, me dice Mónica Flores, presidenta de Manpower Group Latinoamérica. Su firma acaba de presentar un estudio con 8 mil empleados (The future of workers, by workers) realizado en ocho países donde coinciden que el regreso laboral debería ser más flexible, diverso y orientado al bienestar. El relevamiento se hizo en EU, México, Italia, Alemania, España, Gran Bretaña, Singapur y Francia. Hay resultados interesantes: 8 de cada 10 empleados quiere en el futuro tener un mejor balance de trabajo y familia; para 43% la pandemia marcó el final del esquema de una jornada de 9 a 17 hrs. y prefieren un modelo que contemple entre dos y tres días en su oficina. Son más los hombres que las mujeres los que sienten que necesitan regresar físicamente a sus empresas.
Los empleados mexicanos, estadunidenses y españoles son los más desconfiados en regresar a sus lugares de trabajo versus los italianos, que están felices de haber recuperado esa libertad. ¿Qué factor les da seguridad para regresar a sus oficinas? Sus jefes. Aquellos que confían en sus empleadores tienen el doble de probabilidades de sentirse confiados de volver a su lugar de trabajo versus aquellos que no confían en sus jefes, incluso antes de la epidemia (44% frente a 23%). De hecho, uno de cada 3 no confía en que su empleador tome la decisión correcta sobre su salud.
De los ocho países encuestados, Reino Unido, Singapur y México son donde los empleados están más dispuestos a que en sus empresas les apliquen más pruebas de covid-19, le den más seguimiento a su salud y que apoyen en la localización de sus contactos para evitar la propagación del virus.
¿Pensarán lo mismo de las autoridades sanitarias de sus países? Valdrá la pena hacer una encuesta como la de Manpower para entender cómo se siente más segura la gente a esta altura de la pandemia.
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