Cuando viajaba por Europa lo hacía por tren. Más barato y seguro. Ahora hice un recorrido ida y vuelta por seis horas del Tren Maya y la experiencia fue mejor a lo esperado. Hay que tener paciencia para la compra de boletos porque aún no entran los paquetes de las agencias turísticas y la aplicación del sistema para adquirirlos es lento. Hay más maledicencia y desinformación que realidad. Vale la pena el empeño. Una vez arriba del tren el trayecto es sin ruido, rápido y placentero. Es tecnología de primera. El nuevo transporte traerá progreso a esta parte del país de forma inmediata.
Trenes rigurosamente vigilados y llenos en su totalidad. Quien me conoce sabe que no miento. Así va a ser en temporada vacacional. Vi una familia yucateca rumbo a Campeche que iba con un abuelo en silla de ruedas. Vi unos niños felices contemplando los paisajes de la selva tropical. Vi a turistas extranjeros sorprendidos por la calidad del servicio. No encontré a nadie de la oposición viajando para desmentir lo que escribo pero sé que me consideran chairo anexado al obradorismo: no se equivocan: vale la pena aplaudir un servicio que conecta a cinco estados de la Península de Yucatán y pasa por sitios arqueológicos que detonarán un desarrollo paulatino con el paso del tiempo.
¿Y el daño ecológico, y los jaguares, y la flora y fauna y los cenotes, qué? Me pregunto si nadie se preguntó de ecocidios marinos del transporte que cruza por dentro del mar que va de Bélgica a Inglaterra, la alta infraestructura de ferrovías europeas en el continente más civilizado del mundo o la destrucción de ecosistemas de compañías estadunidenses en nuestro país. El progreso tiene que contar con el Sur, no puede quedar postergado como lo hizo la revolución mexicana. Era imperativo, junto con el Tren
Interoceánico que cruza el Istmo de Tehuantepec. No sean falsos medioambientalistas, a modo. Nadie destruyó la selva per se. Vengan y observen y después hablen lo que quieran.
Nuestra península sigue siendo verde igual a la Transpeninsular que atraviesa nuestra Baja California. Disfrutemos el Tren Maya, incluidos los denostadores de la 4T: México es de todos.
Hay más aciertos que errores en la ruta del tren del futuro.