El 'nearshoring' y la demanda de vivienda que viene

Ciudad de México /
MOISÉS BUTZE

El tema principal de la 86 Convención Bancaria, ocurrida la semana pasada en Mérida, Yucatán, fue el de la relocalización de las empresas desde distintas partes del mundo hacia Norteamérica y la oportunidad de crecimiento que significa para México. El reciente anuncio de Tesla y otras inversiones en puerta hace pensar que seguirán los flujos de inversión positivos para el país y, consecuentemente, una buena perspectiva en la generación de empleos.

Sin embargo, se deben de considerar algunos aspectos necesarios para aprovechar de manera plena la relocalización de empresas que tienen que ver con el impacto territorial de las empresas. Desde el año pasado algunos parques industriales han alcanzado su capacidad total, de acuerdo con los reportes de las principales fibras industriales se reportó una ocupación de más de 96 por ciento de sus espacios disponibles. Es decir, se requiere mayor inversión para ampliar la oferta de espacios industriales para atraer a las empresas que se esperan con la relocalización.

Otro aspecto a considerar es que la relocalización de empresas implicará la atracción de personas a las localidades en que se instalen. Lo anterior provocará una presión demográfica en estados como San Luis Potosí, Nuevo León, Chihuahua, Baja California, Sonora, Coahuila y Tamaulipas, además de ciudades ligadas al Corredor Interocéanico. ¿Qué significa eso? Que con seguridad habrá una importante demanda por vivienda, servicios urbanos, centros de salud y movilidad. Para ello las ciudades deben de estar preparadas para hacer estas inversiones y competir por atraer nuevas inversiones.

Es decir, la atracción de inversiones no solo se trata de un tema de flujos de dinero sino de movilidad de personas y capital, lo que tiene un impacto importante en el territorio. Este punto toma mayor relevancia cuando observamos que 75 por ciento de los municipios del país no cuentan con un plan de desarrollo urbano y ordenamiento territorial. La falta de estos planes impide ver con claridad qué zonas de un municipio tienen vocación industrial, dónde se hará el manejo de residuos, cuáles deben de protegerse por su valor ambiental o cuáles pueden desarrollarse para fines habitacionales sin que signifiquen un riesgo para sus habitantes, dónde estarán ubicados los espacios púbicos, supermercados y hospitales.

Contar con estos planes puede ser la diferencia para que un inversionista elija una ubicación sobre otra. Como lo hemos dicho en otros lugares, la planeación territorial es precursora del desarrollo económico. En el Infonavit estamos contribuyendo junto con la Sedatu con la estrategia para que más municipios cuenten con un plan de desarrollo urbano, brindando asesorías, indicadores y la emisión de los propios planes, siendo responsabilidad del municipio su inscripción al registro público de la propiedad.

Además, desde el Infonavit contribuimos a mantener la demanda por vivienda al mantener tasas de interés históricamente bajas y sin expectativa al alza para nuestros préstamos hipotecarios, reducir el tiempo de cotización a 6 meses para obtener un crédito y aumentando la edad para sacar un crédito a 70 años para hombres y 75 para las mujeres. Estoy seguro de que con el trabajo conjunto entre los tres niveles de gobierno y la iniciativa privada podremos aprovechar todas las ventajas que México tiene para consolidarse como el centro industrial de Norteamérica.


  • Carlos Martínez Velázquez
  • Director general del Infonavit
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