Muy socorrida está en los últimos días la frase que surgió de la ocurrencia popular y que data de finales de los años 20 y principio de los 30s del siglo pasado.
Cuentan que durante el periodo conocido como el Maximato apareció una pinta cerca del Castillo de Chapultepec, entonces residencia oficial de los presidentes de México, y que hacía mofa del poder omnipotente del ex presidente Plutarco Elías Calles que residía en un asentamiento próximo.
Así, dicen que un buen día apareció pintarrajeada la frase: “Aquí vive el presidente, pero el que manda enfrente”, en alusión al poderoso “líder máximo” Plutarco Elías Calles. La frase tendría mucho de verdad durante tres presidentes… hasta que llegó Lázaro Cárdenas y expatrió a Calles.
En los últimos días acaparó la atención la ratificación por cinco años más de Rosario Piedra al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos gracias a la presión del coordinador morenista en la Cámara de Senadores y fiel obradorista Adán Augusto López, cuando -era sabido- Claudia Sheinbaum apoyaba a otra aspirante.
La lectura política natural fue que el ex presidente Andrés Manuel López Obrador impuso a su incondicional en la CNDH aún en contra de la voluntad de Sheinbaum, algo así como un moderno “Aquí despacha la presidenta, pero en Palenque el que detenta”.
La historia podría parecer un chiste, pero en la práctica evidenciaría la primera fisura en la luna de miel de la gerencia en turno con el patriarca que tiene el control de los principales brazos ejecutores del régimen.
La ilegítima sobrerrepresentación del obradorato que tanto defendió la presidenta ya está operando a todo vapor… en su contra.
Quienes aplaudieron que en México se había roto el techo de cristal, ahora callan ante la fragilidad de los muros de Palacio.
Lo que queda del estado de derecho y del andamiaje institucional que apuntala al Poder Ejecutivo en México está siendo puesto a prueba por quienes se han rebelado contra el poder legítimo. Quienes alimentaron al monstruo en la borrachera de poder comienzan a sufrir la resaca de lo que creyeron que era suyo, pero nunca lo fue.