Es sesión extraordinaria –me imagino que por la urgencia que tenía de desahogar pendientes– el Instituto Nacional Electoral aprobó multar con 403 mil pesotes al ex candidato presidencial Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” por una falta que cometió ¡hace seis años!
El INE de Guadalupe Taddei, presuroso, convocó a esta sesión para confirmar que el político regiomontano le quedó a deber a cinco proveedores y aceptó recursos de un “ente prohibido” por una campaña ¡que terminó en 2018!
Por esa causa, el INE acordó con toda celeridad dar vista de semejantes anomalías a la Fiscalía General de la República del también muy veloz pero asintomático Alejandro Gertz Manero.
En lo que ha terminado nuestro INE.
El organismo electoral que con tantos esfuerzos y luchas políticas edificó José Woldenberg apoyado por su primer Consejo; el entonces IFE que impulsaron por años tanto la izquierda como la derecha de México y que alcanzó uno de sus mejores momentos republicanos en el periodo de Lorenzo Córdova, esa institución que venían a estudiar y a aprender de ella partidos políticos y entes electorales de otros países, ese organismo ya no existe.
Lo que hoy hay en su lugar en una entidad lenta, torpe, parcial y con falta de independencia política.
El INE de hace apenas unos años sí mantenía su función reactiva y de fiscalización a procesos pasados, pero se distinguió por preocuparse por adoptar medidas preventivas y hasta de tipo cautelar –dirían los abogados– para atender “en caliente” los abusos que apenas empezaban a tomarse por parte de algunas fuerzas políticas.
Ahora el INE no merece llevar el nombre que ostenta.
En su sesión extraordinaria, por ejemplo, el INE multó a diversos partidos políticos por 14 millones de pesos por haber hecho linduras como afiliaciones indebidas, ocultar el pago de asesores y de pinta de bardas. Todo esto, a toro pasado.
Mientras las sanciones a los partidos no incluyan el retiro de triunfos electorales a quienes faltaron a la ley –retirándoles sus diputaciones, senadurías, alcaldías o regidurías a los transas– las multas no les importan ni les afectan a los políticos y menos si son multas tan desfasadas o cuando ya están en el cargo.
Cómo extraño al verdadero INE.