El reto no es operativo y ni siquiera de presupuesto; el verdadero desafío que enfrenta la elección de magistrados y jueces es convencer a la gente que vaya a votar, pues de eso dependerá el éxito o fracaso moral de esta contienda inédita.
Luego de que Tamaulipas se convirtió en el primer estado en presentar el proyecto para la renovación de su Poder Judicial y que en junio de 2025 se celebre junto con la elección federal, se deberá estar a tono con la iniciativa del gobernador Américo Villarreal Anaya y ejercer una participación ejemplar.
Y es que si en los procesos tradicionales solo acude a las urnas entre el 50% y el 60% de la lista nominal para elegir a quienes los habrán de gobernar y representar en el Poder Legislativo, se vislumbra complejo que la ciudadanía se mueva esta vez.
Es un monumental esfuerzo del que tendrá que echarse mano, desde todos los frentes, para que la participación esté a la altura de esta cita histórica en las urnas.
El propósito es positivo, acabar con tantos vicios en el Poder Judicial Federal y Estatal, pero se requiere evitar que el abstencionismo gane la partida.
En las elecciones que se han vivido, INE, Ietam y partidos se culpan entre sí de no romper la inercia de la escasa participación.
Muchos ciudadanos no votan porque no confían en políticos; a ver si ahora que no estarán en las boletas, se desactiva ese obstáculo para la participación.
La principal obligación será nuestra como ciudadanos y en su momento debemos informarnos de las opciones que tendremos a elegir.
Agua potable en cantidad y calidad
Después de que gobiernos anteriores no se ocuparon de atender una urgente demanda, por fin los ciudadanos del centro del estado ven el arranque de la construcción de una planta potabilizadora, con una inversión de 174 millones de pesos para procesar 1,500 litros por segundo, permitiendo complementar el abasto de agua potable en cantidad y calidad.
Con esta obra a cargo de la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado, se busca tener una eficiencia energética, evitando que las pérdidas de agua debido al proceso de potabilización, ocurran al final del acueducto, una vez que ya se destinó una gran cantidad de energía para su bombeo.