La presentación del Plan Nacional Hídrico 2024-2030 hizo recordar que la Ley General de Aguas Nacionales suma 12 años en la congeladora, pues en cuatro legislaturas no se hizo nada por aterrizarla, ni aún en el peor momento que se vivió con la sequía en el país.
Nuestros representantes en la Cámara de Diputados y el Senado no movieron un dedo.
La Ley de Aguas debía aprobarse en el Congreso de la Unión conforme a lo dispuesto por los propios legisladores al elevarse a rango constitucional los derechos humanos de acceso al agua y saneamiento en 2012.
Con la reforma al Artículo Cuarto Constitucional se dio un plazo de 360 días que venció en febrero de 2013.
Por ello se saluda al Plan Nacional Hídrico 2024-2030, que afirma que el agua dejará de verse como una mercancía y su objetivo principal es reconocerla como un derecho humano y garantizar su calidad y cantidad suficiente.
Contempla ordenar las concesiones para evitar la sobreexplotación y el acaparamiento; promueve la tecnificación del riego agrícola para optimizar el uso y dirigir el recurso a las zonas más necesitadas.
Incluye un Plan Maestro para infraestructura, en coordinación con estados y municipios, así como 16 proyectos estratégicos, el saneamiento de ríos y la firma del Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua, además de la simplificación de todos los trámites.
Habrá un Registro Nacional de Agua para el Bienestar, como base de datos única, un programa de inspección y por fin una nueva Ley General de Aguas.
Para incrementar la dotación de agua potable en zonas de mayor estrés hídrico, se impulsarán proyectos estratégicos, lo que incluye un acueducto en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Pero al parecer la zona conurbada del sur tendrá que seguir esperando, ojalá la sequía no regrese jamás y no haya necesidad de una acción emergente ante otro momento apocalíptico.
Se va a priorizar la atención a los tres ríos más contaminados; no se cita el Pánuco que se creía era uno de los más dañados, pero le ganan el Lerma-Santiago, Atoyac y Tula.
No obstante, el nuevo plan es un gran instrumento; ojalá se cumpla cabalmente.