Justo esta columna la escribo en este día 2 de noviembre, que está resultando ser muy simbólica entre los nuestros.
Y digo que está resultando porque en honor a la verdad nuestra festividad es ancestral, pero con la famosa película Coco y el mismísimo James Bond, que llevaron a la pantalla grande el Día de los Muertos, se empezó una efervescencia mercadológica como nunca se había visto.
Lo cual se agradece, porque los números de ingresos desde hace algunos años con los desfiles, las decoraciones, las alusiones en redes sociales y demás, han provocado una derrama económica considerable en el centro sur del país, el norte la verdad es más del mundo de los Estados Unidos de América y es Halloween lo que se estila.
Hoy se celebran a los santos difuntos adultos y ayer correspondió a los niños; esta celebración que no es prehispánica, aunque tiene elementos de mucha consideración como el famoso regreso del Mictlán de las almas de los nuestros, es más bien el sincretismo de ese pasado indígena con la fusión del mundo español, dando como resultado lo que ahora vemos.
Altares con las fotos de nuestros seres que se han ido, su comida preferida, la flor del Cempasúchil y el incienso, y es que jugar con la muerte, invocarla, retarla, y a su vez respetarla y venerarla es sin duda parte de ser mexicano.
Y a honras de estas fechas, los que están muertos y se niegan a irse son varios de la Suprema Corte de Justicia, están reculando para echar atrás la Reforma Judicial, en específico el ministro Juan Luis Alcántara con su proyecto de sentencia para que se anule la elección popular de jueves de distrito y magistrados de circuito.
La cosa aún no se acaba, y el 5 de noviembre sesionarán para ver por dónde irán, curioso, justo ese martes se cierran las elecciones en el país del Norte y a la noche sabremos la tendencia de quien ganará ¿Coincidencia a modo?
En fin, mientras tanto, no olvide dedicarle un espacio de sus pensamientos a honrar a sus santos difuntos.