Nadie duda del buen trabajo que ha hecho Lilia Cedillo Ramírez al frente de la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), de ahí que sea ella misma la única que pueda obstaculizar su reelección por un periodo más.
La gestión de Cedillo Ramírez será recordada en un principio por el proyecto de construcción del campus de Ciudad Universitaria 2 en la zona de Valsequillo, hecho que difícilmente será opacado por otra acción a poco menos de un año de que concluya su periodo.
Sus recientes declaraciones en donde dejó su futuro al aire suenan creíbles, más que un acto de querer ocultar sus intenciones de mantener el poder en la máxima casa de estudios poblana.
Y esto se debe a que, Cedillo Ramírez ha preferido mantener un perfil más cerrado y menos expuesto que otros rectores que ha tenido la BUAP.
Un gran acierto de la rectora ha sido mantenerse al margen de la política, hecho que en su posición es sumamente difícil y más en un año como el actual en el que se desarrolló el proceso electoral más grande en la historia de Puebla y el país.
Cedillo Ramírez supo darle espacio de difusión a todos los contendientes por la gubernatura del estado así como de la presidencia municipal de Puebla, evitando la compra de enemigos.
Ante la sociedad, pareciera que la decana mantiene un bajo perfil, tomando en cuenta que sus antecesores como Alfonso Esparza, Enrique Agüera, entre otros, gozaban tener los reflectores encima.
Quizá, este sea el único punto a criticar para Lilia Cedillo, ya que también se da la impresión de que la BUAP ha perdido la voz crítica que en su momento tuvo con otros decanos y que provocó situaciones a favor y en contra de la universidad.
Hoy en día, parece que no existen enemigos ni afuera ni adentro de la BUAP que puedan impedir que Cedillo Ramírez se mantenga por un periodo más como rectora, según sus propias palabras, analizará la decisión con su familia y de ahí definirá su futuro y el de una de las universidades más importantes de México.