7 de junio de 1999

Ciudad de México /

SERIE PERIODÍSTICA “EL ESTIGMA BEZARES” / CAPÍTULO 9

“Yo tengo mi conciencia tranquila. Yo no hice absolutamente nada”. Cuartoscuro

El lunes 7 de junio de 1999 que nos vemos en el estudio era un lunes normal. Lo único que me dijo Paco es que no había dormido en toda la noche, que se había acostado temprano a dormir, como a las 10 de la noche, pero que se había despertado a las 12 y media y ya no había podido dormir, se había quedado en vela. Todavía le dije: —Bueno, ¿y por qué la falta de sueño?, ¿qué pasó?—. Me dijo: —No sé, no sé, pero no pegué el ojo en toda la noche.

Hicimos el programa tranquilos. Siempre leía comentarios, recados, cotorreos y demás, terminamos y nos invitaron al programa Con sello de mujer a darle la bienvenida a las nuevas conductoras. Cambiamos de foro, estuvimos ahí, yo estaba bailando Suavemente, de Elvis Crespo, pero ya con billetito por delante gracias a Sony. Nos pusimos a bailar ahí y les dimos la patada de bienvenida a las nuevas conductoras. Luego nos dispusimos a irnos a desayunar. Paco siempre, siempre escogía lugares a los que quería ir: El Enriques, El Arroyito, Las Palmas y El Charco de las ranas.

Le digo —¿A dónde vamos?me dice —¿Qué te parece un charcazo?—, —Ah, pues órale, vamos. En eso me marca mi mujer y me dice —Estoy en el gimnasio—, —¿cómo estás? —Bien, pues ahorita acabamos de terminar, nos retrasamos un rato porque fuimos a Con sello de mujer y vamos a desayunar a El Charco de las Ranas—,—Okay—. Iba Jorge Gil de este lado y yo acá atrás, enfrente del copiloto. Siempre me sentaba con Paco en diagonal, porque siempre comentaba conmigo y volteaba a verme.

Llegamos a El Charco de las Ranas y desayunamos. Yo traía lastimado mi pie, tenía una fisura en el dedo, por un trancazo que puse con un mueble. Yo le digo —¿Sabes qué? No voy a llegar— de hecho, recibe él ya una llamada y le dijo a la seguridad —Dile que me espere, que ya vamos para allá—. Entonces me dice —¡Vamos!— Le dije —Yo no llego hermano, me estoy haciendo, yo no llego. —Pues órale güey, apúrate.

Entramos los dos al baño, termina él primero, yo me quedo y es cuando sucede toda la desgracia. Un mesero me pide que me meta porque oigo las detonaciones. No sé qué está pasando. Me vuelvo a asomar y no veo la mesa donde estaba Paco, entonces un mesero me dice —Métete—. Yo no sabía qué pasaba, veo gente abajo de las mesas, hasta que llega mi asistente y me dice: ¿Sabe qué?, acaban de matar a Paco, —¿Qué?—, —Sí, lo acaban de matar unos fulanos, les dispararon.

Él se había quedado en el quicio de la puerta a esperarme, pues el Charco de las Ranas está elevado, tienes que bajar unas escaleras. Entonces, yo llego hasta la puerta del charco, no veo la camioneta. ¿Y dónde está la camioneta? Y me dice mi asistente: —Es que se arrancó Jorge y está allí a unos 20 metros. Me vuelven a decir —Métase, señor Bezares, porque van a regresar otra vez—, dije —¡Ah, cabrón! ¿Pues quién?

No pasaron ni 20 minutos cuando de repente todo está lleno de policías y de agentes. Llega el hijo de Paco, me ve, me abraza y le digo —¡Mataron a Paco!—, —Sí ya lo vi, ¿tú cómo estás? Le hablo a mi mujer y me dice: —¿Cómo estás? —Pues pasó esto. Se lanza mi mujer ahí al Charco, nos metemos, me sientan y me empiezan a decir los judiciales que qué onda. Les dije —Es que yo no vi nada, es que no sé qué pasó, yo estaba en el baño.

Y pues de ahí mismo nos llevan a la Procuraduría, ahora creo que es Fiscalía, y a mí me separan de todos y me suben a un segundo piso, creo primer piso, me dejan ahí solo. Mientras me están interrogando yo no puedo ver a nadie. Me hacen la prueba de Harris… Ahí es cuando yo digo qué onda. —¿Qué me estás haciendo? —Es que le vamos a hacer una prueba que es la prueba— ¿Qué es eso, no? —Pues que vamos a ver si usted detonó una pistola—, —No, pérame, no, yo no uso armas—. Y luego me hacen que orine una prueba de antidoping. Se las llevan. Luego me dijo el abogado que violaron mis garantías porque no tenían que hacerlo.

Ahí estoy y me dejan salir como a las 7 u 8 de la noche aproximadamente. Pasa por mí mi mujer. Nos vamos a la casa de Paco. Ahí estaba la mamá de la novia de Paco, que me empieza a agredir, yo sin saber qué pedo, me avienta el teléfono. De ahí nos vamos. Me tomo unos cuatro o cinco tequilas pero de jalón. Y es cuando nos vamos al velorio. Ahí me meten al cuarto privado donde estaba la familia de Paco y me empiezo a meter más tequilas y tequilas, hasta que llega toda la prensa. Al primero que le doy entrevista es a Jacobo Zabludovsky.

Pero si te soy franco, no me acuerdo de todo lo que pasó, de todo lo que dije, pero creo que todo eso lo utilizaron en contra mía. De que yo había dicho algo, pero yo no me acuerdo de nada de eso, porque Jacobo fue insidioso y yo nada más me acuerdo que dije que lo extrañaba mucho y que quería tomarme un tequila con mi amigo, es todo de lo que me acuerdo, con el shock tan grande que tenía.

No vi a la gente que estaba allá afuera, nada más salí un momentito al féretro y me volvieron a regresar porque estaba yo en calidad de bulto. Así nos vamos al panteón. Yo me voy con mi camioneta, siguiendo al hijo de Paco, llegamos ahí a todo lo que da, la gente impresionante, la multitud y demás, y más entrevistas. Yo no había dormido nada, estaba yo borracho, hasta que llegué a mi casa, porque no había dormido nada, y me quedé completamente dormido, pero profundo.

Me perdí creo que todo el santo día.

***

Vienen las averiguaciones y los interrogatorios. Me citan en la Procuraduría a atestiguar. Fueron aproximadamente 18 horas de estar atestiguando, 18 horas preguntándome de todo y de que pues nada. Nos volvemos a regresar nuevamente y al otro día igual, otras 18 horas de interrogatorio casi, no de atestiguación, sino ya era interrogatorio. Por parte del hijo de Paco nos piden seguridad, porque no sabía si estaba yo en peligro, entonces nos ponen seguridad ellos mismos, agentes de la Procuraduría, nos ponen una escolta de seguridad. Brenda traía una chava y yo traía a dos cuates. Ahí estuvimos dándole.

Pasó una semana. Nosotros íbamos casi diario a la Procuraduría, y empiezo a ver noticias, empiezo a ver revistas, y me acuerdo de una revista, que supuestamente yo estaba involucrado en el asesinato y dije —¡Ah, caray!

Una persona muy allegada de la Procuraduría, que eran personas que tenían ahí puestos en esa administración, de repente llegan a la casa y me dicen, —Vete, güey, vete, porque vienen por ti. Dije —¿Y por qué me tengo que ir si yo no hice nada?, —No, no es que vienen por ti, güey, y te van a encarcelar y te van a decir. —Pero espérame, ¿yo por qué tengo que irme? Yo tengo mi conciencia tranquila. Yo no hice absolutamente nada, que lleguen. 

(CONTINUARÁ….)


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