Me pregunta un colega español sobre el hecho de que En la montaña sea un libro en el que al inicio confluyan la historia de mi encuentro con Ismael “El Mayo” Zambada y los preparativos del viaje con el que el EZLN cruzó el Atlántico en medio de la pandemia.
Recuerdo que en aquel momento sentía una inesperada encrucijada al tener que asumir vivencias tan extremas y de pulsos tan diferentes. Ya después, como suele pasar en procesos de inmersión de mis crónicas y documentales, me iría dando cuenta que esa sensación contradictoria era justo el problema que debía marcar en un libro escrito así, entre sombras y luces.
Tenía dudas de que el encuentro con El Mayo finalmente se diera, pese a que las conversaciones previas llevaban ya varias semanas. Me interesaba entender algunas claves de su personalidad y la valoración que tenía sobre una posibilidad que parecía muy difícil pero rondaba en cierto ambiente político: la de que algunos grupos criminales pudieran formar parte de un proceso de paz para intentar disminuir la violencia incesante que padece México desde hace varios años.
Aunque los intermediarios me dijeron que la charla duraría treinta minutos, al final se alargó por tres horas. Con este encuentro se daba pie para una siguiente entrevista e incluso visitas a ciertos lugares que él deseaba mostrarme. Haberlo conocido me ayudó a confirmar varias cosas que venía trabajando como reportero y a hacerme nuevas preguntas que aún sigo procesando.
El encuentro que relato en el libro sucedió en 2021. Y en julio pasado, tres meses antes de la publicación de En la montaña vino su detención, la cual, por la forma, parece un agravio directo contra el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, a menos de que éste hubiera estado de acuerdo, sin reconocerlo, con la operación de EU hecha en territorio mexicano. Tal aberración ha reactivado un clarín de guerra criminal que vuelve a sonar casi como en los angustiantes tiempos del presidente Felipe Calderón.
Por lo pronto, ahora en Sinaloa hay más grupos armados que nunca generando desazón y muerte. La situación puede desbordarse mucho más ahí e irse a otros lugares de un país de por sí ensangrentado de forma cotidiana. Ya veremos hacia dónde deriva todo en 2025, un año que no augura calma alguna.
Por lo que percibí durante nuestro encuentro, El Mayo era un capo con un perfil más político que bélico. Privilegiaba el acuerdo por encima de la bala en un negocio ilegal, pero cuyo combate, mediante el uso de la fuerza, ha sido un fracaso… fracaso del que se benefician políticos demagogos y empresarios corruptos de EU y México.
Ante esto, en el libro pongo en contraparte la visión y praxis zapatistas, así como también referencias a ciertos momentos y figuras concéntricas que han encarado el dolor que ha sufrido el país en los últimos años, como el poeta Javier Sicilia, el escritor Sergio González Rodríguez, el periodista Javier Valdez y las cineastas Astrid Ronderos, Fernanda Valadez y Tatiana Huezo, entre entre otras personas y grupos.
Con la derrota del PRI en las elecciones presidenciales del año 2000, concluía el régimen de partido hegemónico y llegaba la democracia a México, se decía. A partir de entonces, la democracia mexicana ha producido más ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, actos de tortura y desplazamientos que cualquier dictadura latinoamericana del siglo pasado. No es que haya barbarie en la democracia: nuestra democracia es la barbarie, balbuceé en un manifiesto del periodismo infrarrealista que hice hace tiempo para tratar de mirar la nebulosa más allá de las probadas incompetencias presidenciales y las narrativas de buenos y malos alrededor del fenómeno del narcotráfico.
En la montaña, más allá del encuentro con Zambada, es una crónica que tiene como detonante e hilo conductor el viaje de La Montaña zapatista a Europa para tratar de relatar algunos aspectos de la travesía hecha por el EZLN desde su levantamiento el 1 de enero de 1994 hasta estos tiempos pandémicos en los que el mundo ha enfermado de un descarado capitalismo ejemplificado de forma burda en días recientes con el activismo con el que el hombre más rico del mundo abre su agenda de filias, fobias, y sobre todo negocios, alrededor del poder presidencial que ha recuperado Donald Trump en EU.
Justo en medio de la desazón actual, a partir del testimonio directo de los subcomandantes Marcos, Galeano y Moisés, así como las luces de los marineros zapatistas del Escuadrón 4-2-1, intenté contar la interesante metamorfosis de un ejército indígena que se alzó en armas hace treinta años y que ahora se ha convertido en un movimiento de carácter civil y pacífico, el cual ha logrado establecer un proceso de autonomía en cientos de comunidades de Chiapas que resisten al margen de la democracia bárbara mexicana.
A nivel humano, ¿cómo viví el viaje en el barco?, me preguntaba también el colega español. Creo que viví cierta liberación, no solo porque el viaje ocurrió en medio del confinamiento pandémico, sino por el descubrimiento del mar. Soy periodista y, como todo periodista, soy realista, y como todo realista, soy pesimista, pero La Montaña me insufló contemplación, escucha e imaginación que traté de compartir en un libro que, contra viento y marea, reivindica la esperanza.