Capítulo 14 de la Serie periodística “El estigma Bezares”
¿Qué pasó con los de Leyendas Legendarias? Mi hermano jamás me ha visto llorando, en la cama literalmente, nunca me ha visto así. Él consiguió el teléfono, le marcó al comediante. “En este momento me vas a bajar el capítulo, si no, va a haber demanda, ya estamos hartos, hartos, cualquier persona que quiera hacer una investigación que la haga correctamente y que investigue los dos lados, no nada más lo que le conviene. ¿Por qué? Porque eso se llama sesgo, están sesgando una verdad”.
Creo que esa es la peor investigación que puedes hacer, porque nadie se ha esmerado en comprobar lo contrario, porque nadie ha dicho, ¿sabes qué? Yo quiero comprobar lo contrario, ya sabemos cuál es la verdad, ¿pero y si no? Yo pensé que eran periodistas, pero esa vez se me cayó todo.
Ellos dicen que fue amenaza, que somos narcos, ya sabes, ¿no? Puros inventos para seguir explotando el morbo. Gracias a que se habló y que sí se pudo llegar a un acuerdo fuera de una bronca mayor. Eso es lo único que les agradezco, pero ahí fue cuando dije: ‘¡Ah, es morbo!’. Inclusive ellos hasta lo aceptan. No son pendejos. Ellos saben que lo hicieron por morbo. Por subirse al tren del mame.
¿Pero qué pasa? Que es un caso muy particular y especial. Muy especial, no es igual a los demás, aquí se manipuló la verdad bien cañón, y por eso estoy aquí dando la cara.
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Estaba dudoso de tener esta entrevista con Alan, precisamente porque no quería remarcar una experiencia, una condición con la que el hijo de Mario y Brenda ha tenido que lidiar en su vida. Pero algo que me conmovió mucho fue precisamente su determinación de querer procesarlo también consigo mismo, a partir de este testimonio, ese estigma con el que vivió. Alan padeció la mentira, el escarnio, el espectáculo y el estigma, que son temas que me interesa entender. Por eso me hizo sentido y consideré factible aceptar su iniciativa de dar su testimonio para la serie documental El Show.
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Y es súper sencillo: si alguien va a investigar algo como esto, que investigue bien, que haga las preguntas necesarias, que busque a la gente adecuada. No pongan asesinato Stanley en Google y se vayan a dar una referencia por un blog que puso fulanito, que porque su papá se lo dijo.
Hagan la investigación. Nosotros ayudamos, es más, ponemos lana para eso, ¿por qué? Porque necesitamos ayuda, literal, sino pues qué: ¿Me va a perseguir esto toda mi vida? Voy a estar ahí todo el tiempo dudando hasta de mi propia verdad. A mí me encantaría hacer una prueba de sangre y enseñarlo y decir sabes qué, pícame en vivo y vamos a hacer esto, pero, ¿qué pasa? Hay quien puede decir luego: ‘Ay, no, ¿sabes qué?, todo está manipulado, yo cómo sé, yo no estuve en el laboratorio, yo no estuve’. No, no, tu papá es poderoso, ya se zafó, puede conseguir una prueba de sangre. Entonces, ¿qué pasa? Vamos a darle, pero no va a cambiar nada.
Está muy famoso esto del discurso del odio. El troleo como la gente es anónima, puede decir lo que sea. Ya no estamos así como que la gente se toma el tiempo para escribir un libro y lo ponen en la biblioteca y lo publica, ya no, es diferente. Aquí ya es internet. Entonces, digo, yo sé que toda mi vida voy a sufrir esto, pero sabe que, ya no va ser sufrir. ¿Por qué? Porque va ser un ejemplo, un ejemplo de cómo llevar las cosas si pasa algo similar. Yo si te puedo decir que se sale de esto con amor, confianza, honestidad, terapia -un chingo de terapia-, chingos de terapia.
(CONTINUARÁ…)