Detrás de las 17 mil personas localizadas y la justificación del gobernador Enrique Alfaro de que 65 por ciento fueron ausencias voluntarias, están más de 5 mil que sí fueron víctimas de un delito y nueve mil desaparecidos en seis años, más de la mitad del total histórico en Jalisco, primer lugar nacional en desapariciones… pero no es una crisis de seguridad.
El mandatario estatal presentó su último informe de gobierno, en el que se aferró al discurso que ha replicado en toda su gestión: la libertad de expresión y la negación de una crisis forense y de desaparecidos. Pero las palabras no prevalecen como los hechos, y es inevitable que la gran mancha de su sexenio sean las desapariciones, las fosas clandestinas y la represión de manifestantes.
No se puede olvidar a los trabajadores del call center en Zapopan, encontrados en una fosa clandestina en la que se recuperaron al menos 50 bolsas con restos humanos; tampoco a los cinco jóvenes de Lagos de Moreno, cuyas imágenes amordazados y violentados se difundieron en redes sociales y todavía las autoridades no confirman cuál fue su destino; ni a Eduardo Salomón, de 16 años, quien en 2022 fue sacado por la fuerza de su casa y encontrado sin vida en Tlajomulco de Zúñiga; y entre todas estas historias de terror, están los nombres de los desaparecidos que solamente se ven en las fichas que desfilan en cada protesta de colectivos.
Ejercer la libertad de expresión no garantiza que las voces sean escuchadas. Al menos dos veces al mes, familiares de víctimas llegaron en vano a tocar la puerta de Casa Jalisco en busca de respuestas. Tampoco que sea respetada: dos manifestantes fueron detenidos el pasado 7 de agosto tras un altercado con policías estatales; y no se puede olvidar el halconazo tapatío, cuando en junio de 2020 agentes de la Fiscalía detuvieron e incomunicaron a alrededor de un centenar de personas que protestaban por el asesinato de Giovanni López a manos de policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos.
Seis años marcados por la indiferencia, la revictimización y la negación de una crisis que sigue dejando una mancha profunda en Jalisco.