Que la reunión entre Luis Munguía, alcalde de Puerto Vallarta, y Pablo Lemus, gobernador de Jalisco, fue más que una simple cortesía política. Munguía, con su aparente background en el Partido Verde, y Lemus, compartieron un momento cordial, iniciado con un homenaje a Munguía por su cumpleaños. Pero más allá de la amabilidad, hay razones políticas y económicas que explican la sinergia entre ambos. Munguía tiene un presupuesto comprometido para resolver problemas de vialidad y transporte público en Puerto Vallarta, con más de 2 mil millones de pesos provenientes de fondos estatales, federales e Iniciativa Privada. La inauguración de la autopista Vallarta y la prórroga de seis meses para el cobro de 42 dólares a pasajeros extranjeros de cruceros, fueron temas clave previo a la reunión. Con estos proyectos en marcha, la relación entre Munguía y Lemus parece prometedora para el desarrollo de Puerto Vallarta, punto clave del gobernador de Movimiento Ciudadano para su plan maestro en cuanto a turismo y desarrollo. No hay que perder de vista esta mancuerna. El presidente municipal sabe que el éxito de su gobernabilidad depende de Lemus.
Que Movimiento Ciudadano necesita recuperar Puerto Vallarta, un municipio donde el partido está dividido debido a desacuerdos entre sus líderes, como Ramón Guerrero, El Mochilas, y Arturo Dávalos Peña, El Cepillo. Esta situación llevó a Luis Munguía a unirse al Verde Ecologista y a hacer mancuerna en las pasadas elecciones con la diputada ecologista Yussara Canales, quien ayer estuvo con ellos y juega un papel clave en la coordinación de obras y proyectos en Puerto Vallarta. Después de que Enrique Alfaro tuvo un desempeño pobre en el puerto, Movimiento Ciudadano considera que recuperar Puerto Vallarta es crucial. A pesar de las obras realizadas por Alfaro, como la renovación de la avenida principal, el malecón y el libramiento, no logró ganar el favor de la población. La ausencia ayer de Ramón Guerrero en la reunión con Pablo Lemus, gobernador de Jalisco, generó especulaciones sobre su paradero. Guerrero buscaba un cargo en el gobierno, pero la instrucción fue que los líderes que perdieron se quedaran como regidores para hacer trabajo político y recuperar sus municipios. Y mientras tanto, en Puerto Vallarta, la política sigue siendo un juego de alianzas y rivalidades. ¿Quién saldrá victorioso en este juego de poder? Solo el tiempo lo dirá.