Que el dirigente del PVEM en Puebla, Jaime Natale, sufrió un duro revés luego que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidiera retirar a los tres legisladores que la magistratura local le había asignado a Morena, redistribuyéndolos entre Movimiento Ciudadano, que ahora obtuvo dos curules más, y el PRI, que recuperó el que le habían quitado. La decisión dejó a Natale en ridículo y lo distanció aún más del grupo morenista en el poder, evidenciando la fragilidad de la lealtad y ahora, haciendo más grande la desconfianza en el “niño verde”.
Que el diputado local Julio Huerta sigue aferrado a la esperanza de ser llamado al equipo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum y no descarta solicitar licencia para unirse a la deseada encomienda, si llega la oportunidad. A pesar de los intentos de minimizarlo, el ex secretario de Gobernación, mantiene un capital político que otros envidiarían.
Que para el encargado de la Seguridad Pública del estado, Iván Daniel Cruz, lo que ha ocurrido en las últimas semanas, donde hechos violentos han provocado la incertidumbre y preocupación de la sociedad, no es una afrenta sino una disputa entre bandas y una respuesta al combate frontal contra la delincuencia por parte del gobierno. Lo que sí reconoció es que la zona metropolitana es donde más ocurren estos sucesos debido a la alta concentración de población y la injerencia de grupos delictivos relacionados con el narcomenudeo.
Que el coordinador de los diputados locales del PAN, Rafael Micalco, no se guardó nada al señalar y acusar a la dirigente estatal del partido, Augusta Díaz de Rivera, de destapar, apoyar y financiar ilegalmente a Eduardo Rivera como su candidato a sucederla en el Comité Directivo Estatal. Micalco argumenta que estas acciones generan inequidad en el proceso interno y buscan perpetuar en el poder a un grupo que, según él, ha dejado de representar los intereses del panismo poblano, marcando un nuevo capítulo en la pugna interna del albiazul local.