Lo ocurrido al gobernador Julio Menchaca Salazar esta semana no es una situación menor, ni se debe hacer caso omiso al mensaje que se está presentando.
Atender la salud personal siempre debe ser una prioridad, por encima de cualquier encargo, pues muestras hay de sobra de que no importa lo que uno haga o a qué se dedique, siempre está por delante la vida.
Sin embargo, al tratarse de una figura pública y de la importancia que es para una entidad el gobernador, el titular del Poder Ejecutivo, el jefe máximo de la política local y quien encabeza la toma de decisiones, es necesario entender que todas sus acciones conllevan reacciones y acciones posteriores.
Lo primero es que se sepa claro, una sobrecarga de trabajo y estrés se debe en parte a que el equipo que lo rodea debe poner mayor ímpetu en la delegación de requerimientos y necesidades; si bien todo se debe atender en la mesa del gobernador, también hay personajes políticos que deberían de cargar con mayor peso para quitarle el resto al gobernador.
Una sola persona no puede con todos los asuntos públicos de la oficina, y mucho menos con todos los problemas que se presentan a diario en el estado; para eso hay un gabinete de profesionales que son los que deben asumir esa responsabilidad. Ahora lo tienen que hacer sí o sí, pues el mandatario está en reposo médico y deberán modificar, ciertamente, diversos aspectos de su rutina.
Se espera que en la próximas horas el gobernador Julio Menchaca sea dado de alta y pueda estar en casa revisando asuntos laborales a discreción. Pese a ello, está pendiente de las incidencias que puedan presentarse en cada una de las regiones, e incluso estuvo atento al llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien preguntó por su salud.
Julio Menchaca estará en activo muy pronto, me dicen, y puede que hasta con nuevos y renovados programas para 2025; lo que sí llama la atención, es que deben cubrirlo más y tratar de que toda esa carga pueda sostenerse en un equipo compacto de toma de decisiones que lo alejen, por lo menos durante el periodo de recuperación, de las preocupaciones que implica el tener que llevar las riendas de la administración pública hidalguense.