La opinión pública y los medios en todo el país han dado santo y seña de la agenda nacional de la 4T, es decir, de las acciones presidenciales y de los planes para darle continuidad al proyecto del presidente López Obrador, ahora con Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, parece que no todos están conectados en los mismos canales, y se ve claramente en algunas entidades en donde van a paso lento con el tema de la transformación, quizá por las viejas formas, o tal vez por la falta de una convicción verdadera que tiene que ver más con ideología personal.
Se entiende que en la administración pública y la vida burocrática, donde se vive en su mayoría del erario y recursos del pueblo, existan personajes que solamente busquen beneficiarse a costa de las causas sociales, incluso cambiando de un día a otro de parecer respecto a sus preferencias políticas (Yunes dixit), pero aún así debe existir el mínimo de congruencia para poder conocer la ruta de trabajo de donde se está metiendo.
Por ello, resulta inverosímil que a estas alturas de la vida política mexicana todavía se quieren guardar apariencias o formas cuando desde el propio Palacio Nacional se ha dicho “fuera máscaras”.
Hay quienes desde la política en Hidalgo no solamente no apoyan la agenda de la 4T Nacional, sino que la obstaculizan y pareciera que buscan hasta empantanar el proceso de democratización del partido que hoy está en el poder convirtiéndolo en un grupo cerrado y reducido de tomadores de decisiones… vaya una cuestión que nada tiene que ver con la 4T que pretenden evolucionar con personajes como Luisa Alcalde o el propio Andrés López Beltrán.
Aunque se quiera rectificar de última hora, o aunque se quiera cambiar de aquí a fin de año con el discurso, de todas formas ya quedaron mal con el Presidente y seguramente con la Presidenta electa que no es ajena a lo que ocurre en los estados, sobre todo en los cercanos a la capital del país.