Comprendamos a nuestros jueces. Por lo general su ideología es conservadora. Perciben las innovaciones del derecho como una conspiración contra lo establecido y creen con vehemencia que “los emolumentos de los jueces –así lo confirmó recientemente una ministra de la Corte– no son solo un salario, sino una de las garantías judiciales que posibilitan la independencia del PJ”.
¿Se ha entendido por qué no deben ser cuestionados sus privilegios?
Creen que en el sistema de gobierno republicano, el PJ está más allá del bien y el mal porque, además de que dicho Poder es depositario de la verdad jurídica con carácter de definitividad, es solo árbitro y contrapeso de los otros dos Poderes.
De lo anterior se deduce que ellos no necesitan controles externos, se autorregulan, teniendo como máxima autoridad, de jure o de facto, el poder del presidente de la Corte, quien también es presidente del Consejo de la Judicatura, cosa que ya no será así.
Ahora bien si se añade que las escuelas de derecho son transmisoras de una ideología jurídica que dibuja una imagen inmaculada del juez como guardián del estado de derecho y misionero de la justicia (vease, por ejemplo, El elogio de los jueces, de Piero Calamandrei), entonces, como consecuencia lógica, es inadmisible que en los jueces pueda haber debilidades humanas.
Sin embargo, estas creencias, que también han sido parte del imaginario del ciudadano común, hoy solo las siguen creyendo los jueces.
Los ciudadanos, al ver que los juzgadores arrastrados por sus pasiones cierran avenidas y ejercen violencia, dejando de lado los intereses de los justiciables, pues son ellos los que deciden qué casos son urgentes y cuáles no, la imagen inmaculada, ecuánime, sensata y prudente del juez se derrumba. ¿Por qué no buscan otras formas de lucha que no afecten más a los justiciables?
Necesitamos comprender a los jueces para saber qué origina realmente su desasosiego. Deberían cambiar sus creencias, humanizarse. Hay que pensar en un modelo de juez para la democracia. Queremos cambiar el modelo de PJ, no de jueces. Los necesitamos, pero hay que cambiar y sensibilizarse socialmente.