La nota roja de la semana es que un juez determinó la prisión preventiva oficiosa para el joven albañil de 26 años, Luis Antonio “N”, por haber dado muerte a un perrito de nombre Oddie.
Cómo han cambiado los tiempos. Recuerdo que en la nota roja de los años setenta, lo que escandalizaba era la noticia del taquero que defraudaba con carne de canino y equino, no el maltrato animal.
Ya no es así. La legislación penal de Nuevo León protege a los animales domésticos y lo que provoca indignación es el maltrato de estos animales. El Artículo 445 del Código Penal sanciona el maltrato de animales domésticos. Es un delito que se persigue de oficio.
La pena es de seis meses a dos años de prisión y una multa de 50 a 100 cuotas. Si el maltrato o la crueldad pone en peligro la vida del animal, la pena se incrementará hasta en una mitad. Y en caso de que se le provoque la muerte, la pena será de seis meses a tres años de prisión.
Recuerdo que uno de los temas de conversación entre académicos de aquellos años eran precisamente las noticias sobre cómo en los países del primer mundo se protegía a los animales domésticos. Este hecho se veía, incluso en artículos académicos, como una consecuencia del logro de un mínimo de bienestar social y económico aceptable para todos, lo que permitía, después de ese logro, poner la debida atención en el cuidado de los animales.
¿Será que en México, y particularmente en Nuevo León, hemos logrado un mínimo de bienestar social y económico aceptable para todos, motivo por el cual ahora nos ocupamos de proteger a los animales domésticos, atribuyéndoles, incluso, cualidades que son propias del ente humano?
Creo que los animales tienen dignidad, entendido este concepto en el sentido de respeto a su esencia primitiva, lo que implica no maltratarlos; pero no derechos, porque no hay derechos sin obligaciones.
¡Sí hay que sancionar el maltrato animal! Pero, ¿qué no hay otro tipo de sanción que no sea la prisión? Por la muerte de Oddie no solo se castigará al albañil Luis Antonio, sino también a su familia. ¿Es justo esto?