Este año fuimos testigos del grand finale de López Obrador.
Molto vivace pringoso apañado.
Desde la cúspide violó la ley, culpó, intensificó su eterna campaña, colocó a sus cercanos, ocupó recursos, pactó y arrasó.
Cumplió sus sueños y sació su sed. Obtuvo al Ejecutivo y al Legislativo (aunque fuera con los Yunes-Taddei-Soto) para arañar (suficiente) la mayoría calificada, la cual le permitió conquistar al Judicial.
Legó sus iniciativas. Tocó a la primera mujer presidenta de la nación defenderlas. Ni hablar, ella salió a responder sobre los últimos movimientos de su antecesor para incorporar al PJF, ampliar la prisión preventiva oficiosa, militarizar a la GN (formalmente) y extinguir órganos autónomos.
Sin miramiento ni recato alguno, legisladores y legisladoras, federales y locales, tocaron al son que les indicó.
“Al diablo con sus instituciones”, dijo. Y fue por lo suyo, derechito y sin quitarse.
Aun mostrando su mejor rostro (cuando recorrió el país como opositor y caminó, tiempo atrás, de la mano de las víctimas) lo hizo, como me comentó Sicilia: apuntalando siempre al poder.
Esto último marcó la gran diferencia entre el político y las personas defensoras de derechos. El surco se hizo cada día más profundo, hasta terminar difamando a los luchadores y cobijando a los perpetradores.
Estuvo tan concentrado en sus sentimientos-propaganda-popularidad-votos que, por omisión y/o colusión, abandonó a su suerte a la población frente a la delincuencia. Dejó el campo libre al crimen organizado.
Así, por una parte, al final heredó a la Ejecutiva federal un nuevo régimen morenista, donde se incluye a los tres poderes de la unión para hacer y deshacer. Por otra parte, incrustó a incondicionales y entregó un México asfixiado por los cárteles y las mafias.
Antier, Sheinbaum señaló: “Vamos a retornar la paz a Sinaloa con atención a las causas y avanzando en la cero impunidad”.
Pues desde aquel estado tenía muy cerca a “varias causas”. Esperemos que la estrategia, para toda la República, por fin sea distinta. Eso parece.
Este miércoles 1 de enero de 2025 iniciará el primer ciclo completo del sexenio claudista. Comenzará la contabilidad de su gobierno, solo de su gestión.
Con 2024 se van los años del obradorato. Tan tan.
Aquí entre nos
Mis mejores deseos, amables lectores y escuchas. Felices fiestas. Salud, paz, luz y amor en este 2025 para ustedes y sus seres queridos.