Ni un ápice de autocrítica

Ciudad de México /

Leo, escucho, veo a las y los líderes de opinión “más influyentes” en nuestro país y no advierto, en ellas y ellos, ni un ápice de autocrítica. Pasaron seis años profetizando que México se hundiría; fallaron. Se hundió, eso sí, la candidata que inventaron, la derecha conservadora a la que respaldaron y a la que proporcionaron la coartada mediática e intelectual, el sistema político y de valores (o de antivalores, más bien) al que sirvieron y gracias al cual se volvieron figuras relevantes en el acontecer nacional.

“Para encontrar una morada segura en el terreno de los asuntos humanos, los hechos necesitan —dice Hannah Arendt— testimonios que les permitan ser recordados y testigos fiables que den fe de ellos”. No fueron, no son, pese al estrepitoso fracaso, que no reconocen como suyo y por el que cubren de improperios a la oposición, las y los “testigos fiables” que la realidad exige. Conservan quizá sus índices de audiencia —el formidable aparato mediático nacido en el viejo régimen permanece intacto—, pero no necesariamente la credibilidad.

Pastores fueron por décadas de una grey mansa y crédula, pero eso cambió en 2018 y dio un giro aún más radical en junio de este año que termina. Solo ellas y ellos creen que, el que vivimos, se trata de un cambio pasajero y que el río volverá pronto a su viejo cauce. De ahí esa rabia que, en lugar de disminuir conforme pasa el tiempo y se producen los cambios de timón, se acrecienta. De ahí que, empecinados, sigan empeñados en las viejas prácticas: el periodismo de ficción, la intriga política (ahora sin siquiera fuentes en los altos círculos del poder), la calumnia, la especulación y la infamia.

Por eso Ciro Gómez Leyva se rehúsa a aceptar —desde ese escondite de la derecha en que se ha convertido Madrid— que Andrés Manuel López Obrador ha cumplido con la palabra empeñada al retirarse por completo, en un gesto democrático que lo honra, de la vida pública. Por eso columnistas como Raymundo Riva Palacio publican patrañas y se empecinan en un reiterado intento misógino de desacreditar a Claudia Sheinbaum. Por eso esa correntada de resentimiento que recorre los medios; esa condena racista y constante a un pueblo que decidió en las urnas tomar el control de su destino. 

  • Epigmenio Ibarra
  • Periodista y productor. Fundador de la prodcutora Argos. Corresponsal de guerra entre 1980 y 1990 / Escribe todos los miércoles su columna "Itinerarios"
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