Bestias o las vidas pasadas

León /

Un par de mujeres acechadas o habitadas por sendas bestias presentes en sus vidas presentes y pasadas, como si se tratara de compañías inevitables o naturales. Atrapadas en las dificultades implícitas para establecer vínculos afectivos, buscan alternativas para querer y ser queridas y no caer en la trampa de la insensibilidad: los caminos pueden ser confusos y peligrosos, plagados de falsas salidas y esos monstruos que acechan desde los escondites relacionales poco identificados, acaso como la protagonista de, justamente, La bestia (Borowczyk, 1975), en la que desde un plano onírico y surreal mantenía una relación erótica con una criatura del bosque, mientras se decidía un matrimonio arreglado.

Coescrita al lado de Bréaud y Charbit y dirigida por Bertrand Bonello (Zombi Child, 2019; Nocturama, 2016; Tiresias, 2003), La bestia (Francia-Canadá, 2023), es un drama cienciaficcional desarrollado de forma pausada que sigue a una mujer en el año 2044 sometiéndose con reticencia a un proceso para purificar su ADN y así eliminar posibles traumas para su actual existencia, lo que la remite a dos vidas pasadas: a principios del siglo XX, ya recreado por el realizador en L’Apollonide. Recuerdos del burdel (2011), cuando estando casada con un comprensivo y aburrido fabricante de muñecas, conoce a un hombre del cual se enamora, y en el 2014 en Los Ángeles, tratando de convertirse en actriz mientras cuida una casa y empieza a ser acechada por un INCEL (célibe involuntario), de ésos que odian a las mujeres.

El intrigante guion avanza entre los tres momentos buscando vasos comunicantes, si bien algunos se pudieran potenciar, como el de la presencia de las muñecas en sus diferentes formas, el agua como elemento peligroso, las clarividentes alguna canción extraviada y el cambiante tipo de relación de la pareja protagonista, interpretada con fuerza por Léa Seydoux y George McKay: de un amor prohibido a un vínculo distante y peligroso, para de ahí transitar a la búsqueda desnaturalizada del enamoramiento, por más que el tratamiento funcione en la abrumadora mayoría de los casos. Las realidades se yuxtaponen y se escurren sin remedio mientras se vive la soledad en esos espacios cerrados de impersonal apariencia.

Con una propuesta visual que contrasta con énfasis las distintas épocas representadas, de la elegancia parisina de principios del siglo XX a las albercas vacías hockneyanas de una extendida urbe angelina, donde los sueños se pueden apoderar de la realidad, a los espacios pulcros de la vida presente, con el bar temático que remite a tiempos pasados, los espacios de pantalla verde que se funden con la realidad y las iluminaciones acordes a los asépticos ámbitos tanto futuristas como de tiempos idos: la apuesta por dejar de sufrir se traduce en una incapacidad, también, para poder amar.

Por su parte, Michael Pearce dirigió, tras algunos cortos, la áspera Beast: secretos ocultos (RU, 2017), su primer largometraje en el que presenta a una joven violenta atrapada en un entorno familiar asfixiante con una madre controladora y manipuladora, que busca una escapatoria justo el día de su cumpleaños a través del establecimiento de una relación con un enigmático y solitario hombre (Johnny Flynn, ambiguo), sospechoso de los asesinatos de mujeres que se han cometido en esa remota comunidad de la isla de Jersey, fotografiada desde los espacios amplios para enfatizar la sensación de aislamiento emocional; para complicar el drama, quien se responsabiliza de los crímenes tiene un interés romántico en la protagonista.

Si bien la resolución puede parecer cuestionable, el empuje de su personaje femenino (Jessie Buckley, siempre intensa), estigmatizada por un evento violento en el pasado y ahora participando en un coro y fungiendo como guía de turistas, pero más bien en busca de una salvaje liberación tanto de las ataduras familiares como de las injusticias criminales, consigue llevar el relato a un lugar provocativo, justo donde habitan esas bestias que se van construyendo desde la infancia y que se quedan durante mucho tiempo, esperando su momento para volver a hacerse presente. La pregunta, entonces, sobre quién es la bestia, sobrevuela por los riscos y acantilados, paseándose por la mirada de una cámara que se introduce en la mente de la atribulada joven.

La primera de las películas mencionadas se puede ver en MUBI; la segunda circula por la cartelera y la tercera está en Prime Video. 

  • Fernando Cuevas
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