Visitas ilustres como parte de la programación del Festival Cervantino. Un par de asociaciones que se han desarrollado en el ámbito de la música clásica contemporánea.
Acuerdo matrimonial
Con sólidas trayectorias por separado en los ámbitos de la música clásica contemporánea, se presentan en conjunto el saxofonista y docente chino-estadounidense Kenneth Tse y la prolífica pianista también norteamericana Casey Dierlam Tse para regalarnos algunas de las instrumentales conversaciones que han plasmado en sus grabaciones, como la Sonata para saxofón alto y piano (1984) de William Albright (1944-1998), integrada en el álbum Sonate, Vol. II (2021), firmado por el primero y en el que la segunda aparece como una de las invitadas: a lo largo de los cuatro movimientos, se mantiene una constructiva tensión entre los revoloteos del sax y las acometidas pianísticas, de pronto encontrando parajes de pacificación entre lamentos, fuegos fatuos y danzas contenidas.
El primer disco como dueto de este matrimonio romántico y musical, Coalescencia (2021), remite a la noción de fusión en cuanto a esa exploratoria complementariedad encontrada a lo largo de las obras interpretadas, compuestas por varios músicos contemporáneos como Leo Ornstein, en plan de balada; el divertimento de Roger Boutry; Luis Serrano Alarcón y sus preludios mestizos; Alfred Descenclos en clave de preludio, cadencia y final; desde Francia, Claude Pascal y Paule Maurice con su sonatina y ciertas estampas de Provenza; Piet Swerts y Jean-Denis Michat, revisitando a Paganini y, ni más ni menos, a Bach, respectivamente. Un viaje de la contemporaneidad y la vanguardia a las bases clásicas de eterna presencia.
Metamorfosis a la cuarta potencia
Por su parte, el reconocido Cuarteto Lutosławski se formó en el 2007 en Polonia, bajo el apellido de Witold, su afamado compatriota y músico clave del siglo xx. Formado por Roksana Kwaśnikowska (primer violín), Marcin Markowicz (segundo violín), Artur Rozmysłowicz (viola) y Maciej Młodawski (violonchelo), viene a pasar lista con su detallada conjunción y tejido de cuerdas para interpretar, sobre todo, conocidas composiciones de los siglos xx y xxi y otras más bajo encargo específico, así como para difundir las obras de autores de su tierra, como las de Witold Lutosławski, su santo patrón, Karol Szymanowski, Paweł Mykietyn y el propio Markowicz, violinista de la casa.
En términos de su discografía, se presentaron en forma con Bridge (2013), donde interpretan con pulso el Cuarteto No. 3 de Shostakovich, que acompaña a otras piezas de su segundo violín y del mencionado Szymanowski; siguieron con Lutosławski y Mykietyn. String Quartets (2014). Rindieron tributo a su compatriota en un par de álbumes: Grażyna Bacewicz. Complete Strings Quartets 1 & 2 (2015), recreando con pleno conocimiento de causa las composiciones de esta brillante violinista de origen lituano, para después probar otras atmósferas con Space Kiss (2016), construido en compañía del pianista de Filadelfia, Uri Caine, con una mano en el jazz y la otra en la música clásica, con todo y los espacios para los lances en solitario y la conjunción carbonatada.
Junto con el oboísta Sebastian Aleksandrowicz, produjeron el intrincado Noumen (2017), explorando el otro lado del silencio y encontrando miniaturas fascinantes; se siguieron de frente con Light Over Darkness (2017), grabado junto con la pianista griega Erato Alakiozidou y en el que retomaron a los músicos soviéticos Schnittke y Kancheli, cuya música refleja su tránsito por el estalinismo a pesar no ser rusos, con toda la experiencia vital que ello implicó. Su manejo de la música de cámara quedó manifestado en Noskowski, Moniuszko & Kurpiński: String Quartets (2023), adentrándose en el siglo XIX de los sonidos de su patria con fuerte carga nacionalista. Con Michael Bates, perpetraron Metamorphoses: Variations of Lutosławski (2023) a partir de una enfática tesitura jazzera con ciertos pasajes lúdicos. Tiktin (2024) se confeccionó en conjunto con la violinista Maria Sławek y el contrabajista Tomasz Januchta.
Además, han colaborado con músicos como Garrick Ohlsson, Kevin Kenner, Bruno Canino, Tomoko Akasaka, Eugen Indjic, Piotr Anderszewski, Michel Lethiec, Ryszard Groblewski, Andrzej Bauer y el conjunto Idée Fixe, entre otros; también le han entrado al mundo del jazz con Kenny Wheeler, John Taylor y Benoît Delbecq. Intérpretes que ponen los pies en su tierra y desde ahí van vislumbrando otros horizontes tanto estilísticos como geográficos, siempre desde las posibilidades que ofrece la música contemporánea y la tradición de donde se va reconstruyendo.