Ignacio Manuel Altamirano, en su cuento “Navidad en las Montañas”, narra sucesos acaecidos un 24 de diciembre, en un pueblecito, describiendo la geografía del lugar, exaltando el papel del cura del pueblecito, enalteciendo la labor del profesor, ensalzando el desempeño del alcalde, y describiendo el amor accidentado de un joven y una muchacha, lugareños.
Altamirano describe los valles, las montañas, los bosques y el maravilloso paisaje de esa región del estado de Guerrero, horas antes de que se ocultara el Sol, del día de la Nochebuena, sumamente fría; que le hace recordar su inolvidable infancia en navidad, con su familia, los nacimientos, las misas de gallo, los pastores, los bolos, las piñatas y los reyes magos.
En 1871, cuando Altamirano escribió “Navidad en las Montañas”, el laicismo y las ideas liberales de la Reforma empezaban a dar sus frutos en los profesores, y en los curas de la época, y la sociedad estaba cobrando una nueva conciencia social.
La navidad narrada en este cuento fue propicia para el amor, que hasta hizo posible que una muchacha y un joven reclutado en el ejército a la fuerza, recibieran la aprobación de los padres de ella y el beneplácito del cura para casarse, teniendo como testigos al profesor, al alcalde, y al pueblo, que festinaron el matrimonio precisamente en una navidad en las montañas.
Han transcurrido 153 años de que Ignacio Manuel Altamirano, escribió Navidad en las montañas; y hasta nuestros días la navidad sigue siendo propicia para el amor, como se relata en este cuento; lo que quiere decir que este es un valor inmutable: eterno en el tiempo e infinito en el espacio.
Ojala que todos nos impregnemos de esos nobles y generosos sentimientos que tanta falta hoy nos hacen para vivir en unidad, paz y tranquilidad; que no es tan lejos de nosotros pues estos valores están en nosotros mismos.