La cooperación entre México y Estados Unidos en temas de seguridad se ha discutido desde hace mucho tiempo. Dependiendo de la forma y el grado hay quien la llamará cooperación y otros incluso intervención.
El tema regresa al debate público, aunque en unas circunstancias completamente distintas a como se ha presentado en el pasado. El próximo presidente de los Estados Unidos ha regresado a la revisión de estos temas, aunque más en términos de amenaza que de cooperación.
El tema no se inscribe en la lucha contra la inseguridad en general, sino en contra del narcotráfico en específico.
Lo más probable es que le interese muy poco saber qué piensan los ciudadanos de este lado de la frontera. En su momento tendremos que revisar también qué piensan los propios estadounidenses. Lo cierto es que a nosotros como ciudadanos o al gobierno federal nos debería interesar la aceptación de estas formas y grados de cooperación.
En las series históricas de Parametría se han realizado estos registros desde hace casi 15 años. Estas series nos muestran los cambios de preferencias y los niveles de tolerancia para estos niveles de intervención o cooperación, depende de cómo se les quiera considerar.
La serie de Parametría ha investigado sobre las formas de cooperación o ayuda más comunes en la lucha contra el narcotráfico: equipo, dinero, envío de agentes a la frontera, o al interior del país.
En su dimensión más básica está la ayuda con equipo. Este tipo de ayuda es sin duda la menos intrusiva y es donde se observan los mayores niveles de acuerdo o aceptación. Luego vienen temas de ayuda más polémicos. La ayuda monetaria ha estado ligeramente del lado de la aceptación, pero para efectos prácticos frecuentemente en márgenes de error. El mayor consenso se observa en 2010, cuando casi 60 por ciento de la población estaría dispuesta a aceptar dinero. El peor momento es en noviembre de 2019, donde por una diferencia de 5 puntos porcentuales la ciudadanía rechaza la propuesta.
Niveles similares de aceptación o rechazo presenta el envío de agentes a la frontera. Esta es la medida donde se observa mayor empate en ambas posiciones, salvo en marzo de 2023, en que la aceptación fue mayoritaria (57 vs. 36 por ciento).
La ayuda que presenta mayor rechazo es el envío de agentes al interior del país. Aunque no deja de ser un tema de opiniones divididas. Si bien en la última medición sólo gana por 5 puntos la posición en contra (49 vs. 44 por ciento), en agosto de 2011 la diferencia en contra fue de más del 42 por ciento (60 vs. 38 por ciento).
Ahora bien, esta es una reacción que parece ser muy sensible a la forma en que se plantee la pregunta o las circunstancias con las que se le vincule. Lo que se conoce en opinión pública como “framming” o encuadre.
Cuando una posible intervención se acota a un evento específico o una crisis de inseguridad determinada, parece que los niveles de tolerancia se flexibilizan.
En 2010, Parametría preguntó específicamente sobre los niveles de aceptación para resolver una crisis como la que vivimos en esos años en Ciudad Juárez, en particular los feminicidios. En esa ocasión, para esa crisis de inseguridad específica, los niveles de consenso llegaron a 57 por ciento, mientras los de rechazo se ubicaron en una tercera parte de la población (33 por ciento). Es decir, al parecer los niveles de tolerancia en caso de una intervención hipotética son mayores si el lugar y el problema son específicos.
El caso más extremo de rechazo lo observamos en marzo de 2011. Ante una intervención más directa como la del envío de aviones no tripulados para revisiones relacionadas con la lucha contra el crimen organizado, el rechazo fue evidente de casi dos terceras partes de la población.
En conclusión, se observa que la ciudadanía de nuestro país está dispuesta a aceptar la ayuda para unos o intervención para otros del gobierno de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico. Esta aceptación depende del tipo de ayuda y en el caso más radical o intervencionista, de qué tan concreto es el problema a resolver.
Nuevamente, lo más probable es que esto tenga sin cuidado al próximo presidente de Estados Unidos, pero a nosotros sí nos debe importar y probablemente más a nuestro gobierno.
Nota Metodológica: Población objetivo: Personas de 18 años en adelante con credencial para votar vigente. Representatividad: Nacional. N° de encuestas: 800 entrevistas cara a cara en vivienda realizadas en diferentes años. Método de muestreo: aleatorio sistemático con probabilidad de selección proporcional al tamaño. Marco muestral: secciones electorales reportadas por el INE. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error (+/-) 3.5 %. Diseño de cuestionario, muestra, operativo de campo y análisis: Parametria S.A. de C.V.