¿Qué haces cuando tu ex esposa se gasta la pensión que pagas a tus hijos, en vestir como dandy a su nuevo novio y llenarlo de regalos?
Si bien es cierto que en la mayor parte de los procesos jurídicos para gestionar la pensión de los hijos, la mayor parte de este calvario recae en las mujeres, también existe una elevada inconformidad en el caso de muchos padres de familia.
Esos que se dan cuenta con impotencia, que la pensión destinada para la manutención de sus hijos está siendo mal utilizada.
En México tenemos enormes y graves vacíos legales; la actual estructura jurídica ignora por completo la realidad que enfrentan los menores cuando sus padres actúan de manera irresponsable al momento de concluir su relación de pareja.
Los periodos de resolución para determinar la obligatoriedad de los alimentos del menor son muy largos.
¿Se supone que en ese tiempo que se toman los jueces para decidir, el niño no debería sentir hambre?
Una vez establecido el embargo, con frecuencia, los menores son víctimas de tortura psicológica por parte del padre, quien les reclama, como si fuera su culpa, la pensión alimenticia que su madre hizo efectiva en los juzgados. El colmo del cinismo.
Esta es una situación prácticamente desatendida, cuando debiera ejercerse acción legal sobre el adulto que daña psicológicamente al menor mediante este tipo de reclamos inapropiados.
En el otro lado de la moneda, tenemos a padres de familia que, de manera responsable, promueven y cumplen con el ejercicio de sus obligaciones.
Sin embargo, su ex pareja termina haciendo un mal uso de los dineros destinados a los niños, y los llega a emplear incluso en lujos superficiales para ella, o bien en ropa y regalos para el nuevo novio.
Los padres se quejan de frecuentes descuidos en sus hijos: mal alimentados y mal vestidos, mientras la madre y su pareja se dan la gran vida.
Todas estas anomalías requieren de mayor certeza jurídica y de una mayor participación de especialistas en psicología, para evaluar el impacto de posibles daños emocionales en los hijos.
Cubrir los conceptos de alimentos en ningún sentido garantiza un ambiente emocionalmente armónico para los menores.