Se reduce la brecha de desigualdad
El crecimiento del ingreso de 2018 a 2022 fue progresivo en hogares, personas y entidades federativas
Tasa de crecimiento 2018-2022 del ingreso promedio de hogares y personas por deciles
Crecimiento 2018-2022 ante el Nivel Inicial del Ingreso Promedio de los Hogares por entidad federativa
En días pasados se publicó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares correspondiente a 2022. Esta encuesta provee información exhaustiva de los hogares mexicanos en materia de ingresos (laborales, renta de la propiedad, transferencias públicas y privadas, entre otros) y gastos (alimentación, transporte, educación, salud, vivienda, etc.). Debido a su envergadura (105 mil hogares entrevistados) y grado de detalle, la encuesta se publica solo cada dos años y proporciona un retrato nítido en un punto en el tiempo de la situación socioeconómica de hogares mexicanos.
Los resultados de la encuesta de este año muestran un resultado inequívoco: México es hoy menos desigual que al inicio de esta administración. Así lo demuestran diversos indicadores. Por ejemplo, el múltiplo del ingreso promedio por hogar en la parte más alta de la distribución con respecto al ingreso promedio del hogar en la parte más baja se redujo de 18.3 veces en 2018 a solo 15 veces en 2022. El mismo indicador para los ingresos per cápita se redujo de 19.9 veces a 16.9 en el mismo lapso. El Coeficiente de Gini y el Índice de Palma, otros dos indicadores que miden la desigualdad, muestran resultados similares en ambos casos.
Hay quienes han desestimado esta reducción en la desigualdad diciendo que no es muy distinta a la observada entre 2016 y 2018, al final de la administración de Enrique Peña Nieto. Esta conclusión, sin embargo, pierde de vista la distinta naturaleza de ambos fenómenos. En 2016-18, la desigualdad bajó debido a que cayó el ingreso de los hogares de mayores ingresos en 11.3 por ciento, mientras que los ingresos de 40 por ciento de los hogares más pobres crecieron en menos de 2 por ciento. Entre 2018 y 2022 las cosas fueron muy distintas. El crecimiento de los ingresos de los hogares en los primeros cuatro deciles de la distribución (es decir, 40 por ciento de los hogares más pobres) fue de 19.9 por ciento, 13.5 por ciento, 11.1 por ciento y 9.8 por ciento, respectivamente. Así, mientras que la reducción de la desigualdad en 2016-18 prácticamente no se reflejó en una mejoría en los niveles de vida de los hogares más pobres, entre 2018 y 2022 ocurrió todo lo contrario. Más aún, el crecimiento del ingreso en este periodo, tanto de hogares como de personas, fue claramente progresivo (es decir, mayor crecimiento a menor nivel de ingreso) a lo largo de toda la distribución, tal y como se observa en las gráficas.
Otro aspecto a destacar es que la reducción en la desigualdad entre 2018 y 2022 no solo ocurrió entre hogares y personas, sino también entre entidades federativas. La siguiente gráfica proporciona evidencia de este resultado. El eje vertical muestra el crecimiento del ingreso promedio de los hogares de las distintas entidades federativas del país entre 2018 y 2022, mientras que el eje horizontal indica el nivel inicial del ingreso promedio de los hogares en 2018 (en logaritmos).
La gráfica muestra con toda claridad una pendiente negativa (con dos observaciones atípicas en la parte superior derecha, a las que nos referiremos más adelante), lo que significa que, en general, el ingreso promedio de los hogares de estados más pobres tendió a crecer más rápido que el ingreso promedio de los hogares de entidades más ricas. Este fenómeno se conoce en la literatura con el nombre de convergencia, ya que un comportamiento de esta naturaleza tiende a reducir las brechas entre entidades pobres y entidades ricas. De hecho, así ocurrió, ya que el ingreso promedio de los hogares de la entidad más rica (CdMx) pasó de ser en 2018 el equivalente a tres veces el ingreso promedio de los hogares de la entidad más pobre (Chiapas), a ser tan solo 2.2 veces en 2022. Este resultado se explica en parte por la caída del ingreso promedio de los hogares de Ciudad de México (-7.6 por ciento), pero sobre todo por el importante aumento en el ingreso promedio trimestral de los hogares en Chiapas, el cual pasó de $32,394 en 2018 a $39,845 en 2022, es decir, un aumento de 23 por ciento.
Ahora bien, ¿por qué hay dos entidades cuyo ingreso promedio creció mucho más de lo que uno hubiera esperado dado su nivel inicial del ingreso? Estas dos entidades son Chihuahua y Baja California, dos estados que se vieron beneficiados por el programa de la Zona Libre de la Frontera Norte que entró en vigor con la presente administración y que, entre otras cosas, ofreció beneficios fiscales a las empresas que estaban al corriente de sus responsabilidades tributarias y que duplicó en forma inmediata el salario mínimo en la zona fronteriza a principios de 2019. En total, entre 2018 y 2022, el salario mínimo ha crecido en más de 120 por ciento en términos reales en los municipios de la frontera norte del país. Por ello, y porque Baja California y Chihuahua albergan a las ciudades fronterizas de mayor tamaño y dinamismo económico, es razonable que el ingreso promedio de los hogares en estas entidades haya crecido como lo hizo entre 2018 y 2022.
¿Qué factores podrían estar detrás de la notable reducción de la desigualdad en México en distintas dimensiones? Es muy probable que el principal factor explicativo de esta tendencia sean las políticas gubernamentales seguidas a partir de 2018, las cuales aumentaron en forma importante el salario mínimo y duplicaron el monto y cobertura de los programas sociales. Esto explicaría tanto el aumento de los ingresos laborales de las personas y hogares en la parte más baja de la distribución, como el aumento de los ingresos totales al incluir la parte relativa a las transferencias. Noten que el rol de otros factores, como el de las remesas, no pudo haber jugado un papel demasiado importante en esta reducción, ya que éstas sólo representan entre 1.6 y 2.1 por ciento de los ingresos totales de 40 por ciento de los hogares más pobres, mientras que los recursos provenientes de programas gubernamentales fluctúan entre 5.1 por ciento para el decil IV y 14.3 por ciento de los ingresos totales para el primer decil. Con respecto a la reducción en la desigualdad regional, es probable que además de los factores ya mencionados, también haya jugado un papel importante la focalización de la inversión pública en la zona Sur-Sureste del país a través de los llamados proyectos prioritarios y que seguramente contribuyó a dinamizar la actividad económica en esa zona del país.
En suma, resulta muy esperanzador que el país hoy sea menos desigual que antes. Esto no significa que debamos aflojar el paso o que debamos conformarnos con estos resultados. Aún hay mucho por hacer y la encuesta también revela otros aspectos en los que hay muchas oportunidades de mejora en el diseño de las políticas públicas. A esto tendríamos que abocarnos en el futuro cercano si lo que queremos es tener un país más justo, con menor pobreza y más igualitario.