El presidente electo Donald Trump ha designado como próximo embajador de Estados Unidos en México a Ronald Johnson, quien fuera embajador estadunidense en El Salvador entre 2019 y 2021. Este nombramiento ha generado algo de suspicacia y recelo en México debido a la trayectoria previa del nuevo embajador: Johnson fue miembro destacado de las fuerzas armadas estadunidenses, donde llegó a ser parte de sus fuerzas especiales (conocidas como Boinas Verdes) y se retiró del ejército en 1998 con el grado de coronel. Posteriormente, Johnson trabajó por cerca de 20 años en la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA).
Por ello, para muchos analistas no cabe la menor duda: Ron Johnson es un halcón y viene a promover una política de línea dura en contra de la migración y del crimen organizado. Es posible que así sea, pero quizá haya que valorar a Johnson no solo por su trayectoria, sino también por lo que piensa y por su visión geopolítica. A final de cuentas, Johnson estudió una maestría en Inteligencia Estratégica y su trabajo lo ha llevado a colaborar en áreas vinculadas con ciencia, tecnología, refugiados y derechos humanos, además de los temas obvios relativos al terrorismo y al narcotráfico. A mí me resultó particularmente interesante escuchar algunas cosas que dijo Johnson en un panel realizado el año pasado en el Instituto Gordon de la Universidad Internacional de Florida (https://www.youtube.com/watch?v=xU05zxohGZg).
Allí, Johnson dijo lo siguiente (traducción libre): “Desde una perspectiva geopolítica, China se está convirtiendo en una de las fuerzas más dominantes en el mundo. (…) Nosotros hablamos de cómo competir con China. Se los voy a decir de manera dura y directa: no podemos. No puedes competir contra un país en donde las empresas y el gobierno están entrelazados y donde los sobornos se aceptan como parte del negocio. Nosotros no funcionamos así. Nosotros abordamos los temas con moralidad y con algo de lo que debemos hablar otra vez: ¿cómo relocalizamos las empresas que están en China o en Asia y cómo las traemos de regreso? No podemos traerlas todas a Estados Unidos porque el trabajo aquí es muy caro. Pero tenemos socios en América Latina que tienen mano de obra más barata y cuyos costos de transporte son menores porque están más cerca de nosotros. La relocalización de empresas puede crear trabajos para las personas que quieren crear un futuro para ellos y sus propios países.”
En la misma charla, por cierto, Johnson reconoció que las políticas de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, se habían traducido en el encarcelamiento de personas inocentes y que había que hacer algo para resolver su situación lo más pronto posible. No solo eso, también dijo que las causas fundamentales detrás de la expansión de las pandillas salvadoreñas era que los jóvenes no encontraban empleos que les ofrecieran una mejor vida o un mejor futuro.
Quizá Johnson sea un halcón; sin embargo, me parece que su postura puede coincidir con los intereses económicos de nuestro país y que su diagnóstico de los problemas sociales coincide con el del actual gobierno. En ese sentido, creo que puede haber margen para una relación fructífera y de cooperación con el nuevo embajador. Ojalá que así sea.