“Arqueoastronomía en el norte de Mesoamérica”El caso de AltaVista, Zacatecas (segunda y última parte).

Ciudad de México /

 Para un mes de noviembre del 2006, un grupo de la Sociedad Astronómica Guadalajara, A. C., nos trasladamos a la región centro-occidente del estado de Zacatecas, desviándonos por la población de Sombrerete, lugar declarado pueblo mágico por su arquitectura y la riqueza cultural e histórica presente en la región, para de ahí dirigirnos a un poblado llamado Chalchihuites, donde a escasos kilómetros se encuentran los vestigios arqueológicos de un asentamiento prehispánico llamado Alta Vista, nombre que le puso Manuel Gamio, primero en realizar trabajos científicos en el lugar.

En el poblado de Sombrerete nos pusimos en contacto con las autoridades (ya se habían tramitado los permisos respectivos y nos esperaban para esa fecha), quienes nos asignaron dos guías para acompañarnos en los trabajos. Llegando a la zona instalamos el campamento y nos dimos a la tarea de registrar los primeros datos del lugar, realizando el registro tanto por el día como parte de la noche, para buscar correlaciones con el medio natural circundante y con la bóveda celeste, así como en el cerro El Chapín, lugar cercano al centro ceremonial, que por sus características naturales funcionaba como fortaleza y observatorio astronómico, donde se ubicaban marcadores similares a los de la ciudad de Teotihuacán, con direcciones precisas hacia el cerro El Picacho. En esta ocasión los guías de Sombrerete buscaron a un lugareño de las rancherías cercanas para que nos guiará hacia este lugar, ya que se encuentra dentro de una propiedad privada y no está abierto al público, por lo que tuvimos que caminar por varias parcelas y corrales dedicados a la guarda de ganado, en donde al cruzar uno de estos “corrales” el Ing. Paul Rettig, que venía caminando detrás de mí, de repente le llamó la atención a un toro, el cual se dejó venir en persecución del compañero, por lo que tuvimos que correr para llegar a la barda de piedra y literalmente saltar al otro lado. Por cierto, estas bardas de piedra tradicionales de los ranchos mexicanos son levantadas sin ningún tipo de mortero, solamente acomodadas por su tamaño y forma y sostenidas por su propio peso; han durado años. Otro incidente que nos ocurrió al regreso del cerro El Chapín, una colega al subir se quedó en espera de su grupo con el que realizaba el ascenso, el regreso lo hicieron por otra ruta y se les olvidó la compañera. Ya en la noche reunidos en el campamento nos percatamos de su ausencia y regresamos un grupo de búsqueda y rescate, afortunadamente la compañera no se había movido de su lugar y encontramos a la güera (como la conocíamos en la agrupación).

Datos obtenidos en el lugar con el siguiente equipo: brújula Brunton, GPS, nivel y teodolito y registro fotográfico, coordinado por el Arq. Gerardo A. Rizo y como colaboradores el Ing. Paul Rettig y Martorell y el Ing. Fructuoso Valdés Berumen.

Latitud del Trópico de Cáncer: 23° 27” N.

Coordenadas del centro ceremonial: 23° 28’ 44” latitud norte, 103° 55’ 28” longitud oeste.

Diferencia: 0° 01’ 44”

De las estructuras:

1- Del pasillo llamado “El Laberinto” (desde el interior) en dirección al cerro “El Picacho”

* Azimut del pasillo: 91° 08’

* Azimut de la cima al cerro: 91° 12’

2- Cerro “El Chapín”

* Petroglifos circulares grabados en piedra del lugar, cincelados con una herramienta de percusión, compuestos de agujeros de aproximadamente 2 cm de diámetro, separados entre sí por una distancia de 4 cm. * Total de estos agujeros: 260.

Conclusiones:

1- El centro ceremonial está ubicado muy cerca del Trópico de Cáncer.

2- El Laberinto funciona como un marcador equinoccial, se alinea con la salida del Sol sobre una elevación montañosa que se destaca en el paisaje.

3- La ubicación de círculos grabados en piedra en el cerro El Chapín a 7 km al suroeste del centro ceremonial, en los que se puede trazar el alineamiento del Sol sobre el pico del Picacho en el solsticio de verano.

4- Las mediciones indicaron que las construcciones principales fueron orientadas según los puntos cardinales.

5- La relación entre círculos grabados y astronomía ya ha sido establecida; hay una similitud asombrosa entre las marcas del cerro El Chapín y las de Teotihuacán y los calendarios mesoamericanos en general, especialmente con respecto al número de puntos de los petroglifos.

6- La relación entre el número de columnas y la agrupación de los días y meses en la división del tiempo por parte de las culturas mesoamericanas.

7- Los aspectos iconográficos de conceptos simbólicos que dejaron sus habitantes para la posteridad, como el caso del astrónomo-observador del equinoccio con instrumentos hechos para precisar el evento.

La Sociedad Astronómica Guadalajara continúa con la tradición de nuestras culturas mesoamericanas por la observación y registro de los cuerpos celestes y los estudios arqueoastronómicos.


  • Gerardo A. Rizo
  • www.sagdl.org
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