“Ya tuvimos hace unos seis meses una crisis apocalíptica con una total desecación en vasos lacustres sin agua y en varios sectores de la ciudad y, si no actuamos, ocurrirá el próximo año”, así lo vaticina el reconocido ambientalista José Luis León Hurtado.
“En esta crisis de agua, la responsabilidad es de todos y se deben tomar acciones urgentes para el cuidado del poco líquido que guarda el Sistema Lagunario del Río Tamesí”, subraya el ecologista.
León Hurtado transcribe un resumen referente al Foro Hídrico realizado hace unos días en la zona conurbada:
“Escuchando atentamente a los especialistas y conversando con los asistentes de tan importantes temas del agua, concluyo que la Cuenca Guayalejo y Tamesí prácticamente está abandonada por el sector, sobreexplotada y el calentamiento global ya está incidiendo”.
“Desde la Reserva de El Cielo en Gómez Farías los riesgos climáticos e hídricos han sido la erosión de suelos, deforestación, la tala y la destrucción por incendio de miles de hectáreas en los últimos 12 años, la disminución de lluvias, los aumentos de temperatura y la excesiva extracción del recurso, entre otros”.
Y va más allá, cuando redunda que las pérdidas de agua por escotaduras de diques y por compuertas mal operadas, nos indican que no lo estamos haciendo eficientemente.
La intrusión salina es una amenaza latente que hay que identificar por dónde se hace presente y monitorear sus impactos y frenar su extensión.
Y agrega, “Necesitamos mejorar la gobernanza, la gestión y, eficientar la administración del recurso hídrico, y esto implica establecer una mejor regulación de política pública en tema de concesiones a los diferentes tipos de usuarios e implementar una inspección rigurosa de lo extraído desde aguas arriba a lo largo de la Cuenca, hasta el final del Sistema Lagunario de Río Tamesí.
Entre otros temas, José Luis León sintetiza que abordar la escasez de agua exige una combinación de medidas regulatorias, inversiones financieras y un compromiso continuo de los sectores público y privado.
Ojalá no olvidemos nunca de la devastación que sufrió nuestra región hace apenas unos meses y que, gracias a una tormenta llamada “Alberto”, nos vino a salvar milagrosamente.