Norm Ornstein fue el único politólogo estadunidense conocido que no se rió de las pretensiones electorales de Trump en 2016.
Desde mayo de 2015, a Orstein le pareció que Trump debía ser tomado en serio porque las condiciones del Partido Republicano eran propicias para un outsider populista.
En su libro de 2012 sobre el Partido Republicano, It's Even Worse Than It Looks (“Es mucho peor de lo que parece”), escrito con Thomas Mann, Orstein describió al Partido Republicano como “un rebelde atípico (insurgent outlier): extremista ideológicamente, desdeñoso de la negociación, impermeable a la realidad de los hechos, las evidencias o la ciencia; y descalificador de la legitimidad de sus adversarios”. (The political scientist who saw Trump's rise coming, Mayo 6, 2016, Vox).
Estas señas de identidad republicanas, según Orstein, tienen su origen en la estrategia diseñada por Newt Gingrich, a finales de los 1970, para revertir la mayoría demócrata en el Congreso y el dominio electoral de ese partido en la mayoría de los estados de la unión.
La estrategia de Gingrich fue asumida por el Partido Republicano en su conjunto, y triunfó: deslegitimó al Congreso y al liderato demócrata, convenció a la gente de que los demócratas eran arrogantes y corruptos, y de que el proceso político de Washington era tan malo que cualquier cosa sería mejor.
Tribalizó la política. Reclutó candidatos y les enseñó a decir cuán repugnantes, despreciables, inmorales o antipatrióticos eran los demócratas. Ganó con esa estrategia la mayoría republicana en el Congreso en 1994. Lo que siguió fue un intento de reventar y deslegitimar al gobierno, no sólo al presidente, sino a las acciones mismas del gobierno en Washington.
Fue un tiro por la culata. Perdieron. Clinton floreció. Pero el discurso antigobierno y anti-Washington floreció también entre los republicanos, durante la presidencia de Obama, bajo la forma del Tea Party y la cadena Fox News.
Los republicanos volvieron a ganar la mayoría del Congreso en 2010. Su trabajo fue demoler la presidencia de Obama.
Quien cosechó toda esta historia de antipolítica no fue un republicano, sino un outsider anti-Washington: Donald Trump.
Si el Trump de 2016 pudo hacer lo que hizo, entre otras cosas, recobrar la presidencia, el Trump de 2024 podrá más. Hay que tomarlo en serio.