La mentira, la simulación y el abuso son pésimas señales cuando quien cae en ellas es una persona que en el papel tiene el poder que no sabe ejercer y que, a largo plazo, será lo que derive en impunidad. Esto es algo que debiera saber Roberto Solís Valles, originario de Chiautzingo y actual presidente municipal de Huejotzingo.
Debiera saberlo, porque joven no es: ya formó parte, como diputado local, de una legislatura de la que no por gris se deja de aprender algo. Y también porque en documentos públicos dice que ha sido publicista.
A los 29 años, por ahí de 2014-2015, Solís Valles solicitó su registro como precandidato a diputado federal de Movimiento Ciudadano. Su escaso capital no le alcanzó para concretar su aspiración y, como muchos, brincó a Morena, con el que llegó a la diputación local en 2021.
A la diputación renunció para postularse a la alcaldía de Huejotzingo por la alianza Sigamos Haciendo Historia en Puebla que formaron Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y Fuerza por México.
Quizá estos vaivenes debieran ser indicios de que algo no anda bien en los que en ellos caen, pero ahora nos ocupamos de Roberto Solís Valles: el 6 de enero envió un mensaje a sus más cercanos colaboradores: “Buenos días compañer@s los invito a que me acompañen al arranque de la obra del aeropuerto. Es a las 11:00, espero contar con ustedes. Les envío la ubicación. Gracias. Bonito fin de semana”.
Los trabajadores que respondieron a la invitación y que durante la campaña le fueron incondicionales, recibieron un trato indigno de un Solís Valles que micrófono en mano los corrió del inicio de la que será una de las obras más importantes para la región. Hay constancia en un video del que reproducimos fragmentos.
“Buenos días a todas y a todos, muchas gracias por estar acá. A ver, alcen la mano. ¿Quiénes son los vecinos de las calles aledañas a la carretera?”, dice en el arranque del evento. Cuando parecía que iba bien, Roberto Solís Valles suelta “los demás no dejen su labor en el ayuntamiento. No se les paga por venir a echarme porras, y aplausos. No finjan que traen gente de otras colonias, cuando lo único que traen es gente de las áreas. Los que son del ayuntamiento, por favor, váyanse a trabajar”.
Y remacha: “no pierdan el tiempo. ¿Sí o no, vecinos? Hay muchas cosas que el ayuntamiento tiene que hacer, por favor. Les voy a pedir algo: si no van a sensibilizar las obras que se están haciendo y que son los beneficiarios en las diferentes colonias, no vengan. Váyanse a trabajar”.
Pero, ¿de dónde venía el enojo de Roberto Solís Valles? Sus siguientes palabras son reveladoras: “nos engañamos y decimos ‘estamos trabajando como nunca’, pero lo que nunca hicieron es tocar la puerta de los vecinos. Eso fue lo último que hicieron, porque era más fácil engañar al presidente diciendo que había gente”.
Quedan dudas: ¿se enojó porque le llevaron como acarreados a trabajadores del municipio?, ¿porque es exigente como alcalde?, ¿donde comienza la mentira?, ¿dónde la simulación?, ¿y dónde el abuso ante la exhibida que le pone a sus burócratas?
“No se les paga por venirme a echar porras”