Fernando Valenzuela, “El Toro de Etchohuaquila”, quien fue un ícono del béisbol internacional y que triunfó con los Dodgers de los Ángeles, es una inspiración y, al mismo tiempo, un ejemplo de superación para la comunidad migrante poblana.
Para los empresarios, empleados y trabajadores por cuenta propia de origen latino que se encuentran en el estado de California, el lanzador que pasó por los campos de entrenamiento en la novena Ángeles de Puebla, de donde llegó a la Gran Cara, fue un ejemplo de que el “sueño americano” se puede cumplir.
Tras la partida de Valenzuela el pasado 22 de octubre, los poblanos que trabajan en Estados Unidos, en particular, los que migraron en la década de los años 80 y 90, acuden al estadio de los Dodgers a dejar flores y a recordar a su ídolo porque en los momentos complicados los hizo soñar, les hizo ver que la dedicación y la entrega se traduce en resultados.
De forma literal, la comunidad migrante que partió de la Sierra Mixteca, de la zona metropolitana y del norte del estado a California, llora la partida del llamado el gran “Toro de Etchohuaquila”.
Para los poblanos, Valenzuela fue un ejemplo porque hizo realidad la posibilidad de ser aplaudido, de ser reconocido y hasta premiado por los ciudadanos norteamericanos.
Valenzuela fue ampliamente querido y admirado; algunos, pudieron tomarse fotografías con él, aunque no pudieron ir a algún partido de los Dodgers o porque iban a trabajar al estadio. Fernando siempre se paraba y siempre daba autógrafos, era sencillo con los migrantes y se detenía, aunque era un hombre de pocas palabras.
Muchos migrantes poblanos no tenían recursos para ir al estado, ni televisión, pero seguían las actuaciones de Valenzuela por la radio y se motivaban para trabajar, ahorrar y mandar dólares a México.
Con evidente nostalgia, los migrantes poblanos recuerdan tras la muerte del “El Toro” Valenzuela a sus abuelos que vivían en zonas expulsoras y que uno de los temas de conversación eran los resultados de los Dodgers.
Hoy, los que se adelantaron en el camino ya tienen a su ídolo que seguirá siendo una motivación y un ejemplo para los migrantes poblanos.
¡Hasta siempre Fernando Valenzuela!