Somos

  • Lagunauta
  • Jessica Ayala Barbosa

La Laguna /

"Somos" es una serie de Netflix basada en un artículo de la periodista estadounidense Ginger Thompson acerca de la masacre en Allende, Coahuila, ocurrida en marzo de 2011.

Antes de verla hay que tener muy claro que se trata de una adaptación ficcionalizada. Es decir, si bien la producción está basada en hechos reales, no podemos esperar ver la realidad tal cual se vivió.

¿Quién podría recrear con exactitud semejantes atrocidades? A 10 años de la tragedia, todavía hay dudas y casos sin cerrar. Somos nos presenta una historia coral protagonizada por los habitantes de Allende, Coahuila, que quedaron atrapados en un territorio donde el abandono/complicidad del Estado le permitió al crimen organizado instalarse y operar. 

La serie nos sitúa tres meses antes de la masacre y nos presenta a personajes que intentan hacer su vida normal en medio de una realidad difícil de ignorar: que dos capos del cártel más violento de México han elegido su pueblo para ocultarse y manejar desde ahí sus negocios.

Se plantea que, en ese contexto, la DEA puso en marcha un operativo que tenía como objetivo capturar a los capos. La actuación de esta agencia y las decisiones de personajes que por formar parte del cartel tenían acceso a información privilegiada desataron un infierno inconmensurable en Allende, afectando irremediablemente lo mismo al ganadero, a la veterinaria, a los jóvenes de preparatoria, a la vendedora de hotdogs… La serie se centra más en contarnos la vida de todas estas personas del pueblo que en explicarnos a fondo la operación de la DEA y sus errores.

En cuanto a las autoridades mexicanas, sugiere, mas no profundiza en su inacción y complicidad. El objetivo es hacernos empatizar con la gente de a pie.

Efecto no tan difícil de lograr en personas que vivimos en ciudades donde la violencia del crimen organizado y la Guerra contra el Narco hicieron estragos. Más allá de las deficiencias técnicas de la serie, como algunas actuaciones y diálogos melodramáticos, a mí se me dificultó tomar distancia mientras la veía.

Hay escenas que me hicieron recordar lo que escuchaba o leía por aquellos años de violencia. No me importó mucho que no fueran tan precisas o que se quedaran cortas, porque de todos modos transmiten terror.

Aterra pensar que la “calma” actual es frágil o incluso una ilusión, producto de acuerdos de los que no tenemos ni idea. Aterra intuir por qué la serie cae en cierta autocensura en algunos temas. Lo que no se dice también comunica.

Entiendo la decisión de dejar fuera detalles delicados, pero sí puede afectar la comprensión de algunos espectadores, sobre todo los que no tienen ningún conocimiento del caso Allende. Comprender más tal vez les implique buscar el reportaje en el que está basada la serie: “Cómo EEUU desencadenó una masacre en México”, incluso ir más allá leyendo el trabajo de periodistas mexicanos como Diego Enrique Osorno.

La imprecisión o falta de rigor periodística le acarreará críticas a la serie de quienes se nieguen a verla como ficción o quienes la conciban como una manera de lucrar con la tragedia. Y es muy comprensible, dado que se trata de un caso sumamente sensible.

Pero a pesar de sus fallos, creo que vale la pena por el simple hecho de apostar por la memoria. Tiene el mérito de llevar el tema a un público más amplio que con suerte se interesará y leerá más al respecto. Ojalá todo el que la vea se indigne tanto como para exigir siempre justicia, hasta que historias como la de Allende dejen de ocurrir en nuestro país.

Twitter: @gsi_k

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