Lo que se viene (con Trump)

  • Ajedrez económico
  • Jesús G. Reséndiz Silva

Tamaulipas /

Nuevamente, el ex presidente Donald Trump tiene amplias posibilidades de regresar a la Casa Blanca. El magro avance socioeconómico de Estados Unidos en los últimos años pone a Trump otra vez en una posición privilegiada en la carrera hacia la presidencia de esta nación.

Lo anterior encendió las alarmas para los demócratas. Durante semanas, se presionó al presidente Joe Biden para que dejara la contienda y así elegir a otro candidato.

Ayer domingo llegó ese día, en el que Biden anunció que se retira de la carrera presidencial para darle paso a otra persona.

En esta ocasión, Trump llega a su segunda campaña electoral con cambios importantes en su agenda política y económica. Por ejemplo, nombró al senador por Ohio James David Vance como su candidato a la vicepresidencia.

Su designación es reveladora porque a pesar de que inicialmente fue un crítico de Trump, la perspectiva de Vance coincide con el plan que Trump quiere para su gobierno.

En particular, la visión de Vance tiende al aislacionismo. Por lo tanto, centra sus baterías en fortalecer celosa y casi exclusivamente la estructura económica interna de Estados Unidos.

Recientemente, Trump reiteró su apertura para que los fabricantes chinos de vehículos produzcan, bajo ciertas condiciones, sus unidades dentro de EUA con el objetivo de impulsar la economía.

Posición que difiere del enfoque de la administración de Biden, la cual mantiene alejada a la inversión china de la industria automotriz estadunidense.

Asimismo, en entrevista para un medio británico, Vance define la visión que Trump tiene del mundo. Dijo: “Trump reconoce que estamos en una era de creciente multipolaridad y no se puede luchar contra eso, hay que afrontarlo”.

Lo que él establece es que el mapa económico geopolítico global se está reconfigurando y que habrá que vivir con ello.

Para Fadhel Kaboub, presidente del Global Institute for Sustainable Prosperity, existen tres bloques poderosos: el estadunidense; europeo; y chino.

Cada uno con sus propios satélites y con sus intereses económicos, políticos, militares, etc.

Además, cada bloque tiene una visión para ellos mismos y una visión sobre el resto del planeta.

Específicamente, dichos bloques definen bajos sus criterios qué regiones deben dedicarse únicamente a suministrar insumos baratos, qué lugares recibirán el excedente de producción de alta tecnología, en qué sitios se ofrecerá turismo exótico, y en qué localidades se subcontratarán líneas de producción manufactureras obsoletas.

El Sur Global no se posee una visión que nos ubique en esta reconfiguración del mapa geopolítico. ¿Queremos ser parte (satélites) de la visión de alguno de estos bloques?

Si la respuesta es no, entonces ¿cómo podemos estratégicamente crear una visión de cooperación entre los integrantes del Sur Global?

Desafortunadamente, México no está preparado para lo que se viene. O sea, nuestro país no tiene las condiciones para afrontar este reacomodo que experimenta el planeta.

Sin embargo, si el próximo gobierno no quiere ser un satélite, deberá lidiar desde ahora no solo con las demandas internas. También, tendrá que planificar toda una estrategia que le permita iniciar la descolonización de su economía y hacer equipo con otras naciones del Sur Global para formar bloques comerciales – financieros.

Gane o no gane Trump, México tiene que sobresalir renunciando a depender de otros. La clave está en que no puede haber soberanía política sin el ejercicio pleno de la soberanía monetaria, como decía el economista británico Wynne Godley.


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