El cociente intelectual de 'Unabomber'

Ciudad de México /

El 3 de abril de 1996, la policía de Montana (Estados Unidos) vigilaba a un hombre que habitaba una pequeña cabaña en el bosque. Las precauciones no estaban de más, pues el individuo presuntamente era un experto en la elaboración de bombas caseras, hechas con desperdicios metálicos y espinas de árboles y plantas.

Al salir de su reducto, el hombre fue detenido. El tipo desaliñado enfrentaba 10 cargos de transporte y uso de bombas, además de tres por asesinato.

La investigación previa a la detención del sospechoso duró meses y fue posible gracias a una carta enviada por el propio infractor al periódico The New York Times, en la que hacía un análisis crítico de las consecuencias perjudiciales que han acompañado históricamente el desarrollo tecnológico de las sociedades humanas posteriores a la Revolución Industrial.

El perfil criminal de Ted Kaczynski, conocido como Unabomber, es único, sin parecido a cualquier otro asesino serial: terrorista, sí, pero también un matemático brillante, filósofo y neoludita, es decir, una persona que se opone al avance tecnológico al considerarlo nocivo para la sociedad, la naturaleza y los seres humanos.

A los 16 años, Kaczynski, con un cociente intelectual de 167, se graduó en la Universidad de Harvard y posteriormente se doctoró en matemáticas por la Universidad de Michigan. Sus análisis y reflexiones antitecnológicas quedaron plasmadas en un texto intenso titulado “La sociedad industrial y su futuro”, al que los medios llamaron “El Manifiesto del Unabomber”.

Algunos especialistas desdeñan la presencia teórica del cociente intelectual (CI), a pesar de que este es un “estimador de la inteligencia general” (Wikipedia).

El concepto fue empleado por primera vez en 1912 por William Stern, psicólogo de la Universidad de Breslavia (Polonia). Inicialmente, el propósito de estas pruebas fue conocer la inteligencia de los niños.

La medida de la inteligencia fue producto de la división de la edad mental entre la edad cronológica, multiplicado por 100, dando como resultado el mencionado cociente, el cual no siempre se ve reflejado en la conducta de los individuos con alto cociente intelectual.

En Unabomber siempre existió y se expresó una poderosa coincidencia.


  • José Luis Durán King
  • operamundi@gmail.com
  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en MILENIO los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
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