Si algo caracterizó la vida de Truman Capote (1924—1984) fueron éxitos los literarios, así como sus escándalos, alcohol y drogas. Saltó a la fama con la novela Desayuno en Tiffany’s (1958), aunque la obra que lo hizo ser reconocido como escritor fue A Sangre Fría (1966), un relato estremecedor que fusiona la narrativa literaria con el reportaje periodístico. Algo inusitado que llamó la atención del público y la crítica especializada.
De niño tímido y acomplejado por su miopía, pequeña estatura (1.60 m) y homosexualidad, con el paso de los años, de los golpes y las peleas, pasó a convertirse en una celebridad, alguien que supo introducirse en las altas esferas sociales y a las cuales supo enaltecer y ridiculizar. Los reclamos, amenazas y demandas de los ofendidos eran su alimento cotidiano. Una contradicción que él mismo reconocía porque a la vez que amaba esa vida de privilegios, la odiaba de forma categórica.
Quizás esto era porque vivía una terrible soledad, al carecer de amistades sólidas, su único consuelo era escribir. Su capacidad de observación, su fino oído y sensibilidad estética lo impulsaban a crear obras admirables, no solo novelas, sino obras de teatro y guiones cinematográficos.
Un ejemplo es Desayuno en Tiffany’s, cuya historia en la Gran Manzana presenta a Paul, un oscuro escritor que es mantenido por una mujer adinerada, y Holly, una joven aspirante a actriz que sueña casarse con un millonario, y vive obsesionada con la mítica joyería Tiffany’s. La versión cinematográfica fue realizada en 1961 por Blake Edwards teniendo como protagonistas a Audrey Hepburn y George Peppard.
Tal repercusión ha tenido esta novela que este año en Nueva York, para celebrar el centenario de Truman Capote, se ha puesto a la venta el único ejemplar de 1958 autografiado por el autor, el cual está encuadernado en cuero y recubierto por 1,035 diamantes y un zafiro, presentado en una jaula de ébano. Una exclusiva creación artística de la británica Kate Holland. ¿Su precio? 1,5 millones de dólares.
No se oferta en subastas, solo venta directa. Eso deja en claro que sin duda será adquirido por algún excéntrico fanático del escritor; sí, de esos mismos que él se burlaba muy seguido en sus libros.