Entre tantas terribles noticias de crisis económicas, financieras, sociales y de salud, se anuncia que, en Guadalajara, el próximo 23 de abril, Día del Libro, el Maratón de Lectura en Voz Alta, estará dedicado a Ray Bradbury (1920-2012), autor estadounidense de obras de corte fantástico, aunque también incluyó en otros géneros literarios como la poesía, y como autor de obras para cine y televisión. A este autor se le deben libros inolvidables como Fahrenheit 451, donde se cuenta que en el futuro está prohibido leer en todo el mundo, y los bomberos cumplen una misión a la inversa: quemar todos los libros que la gente esconde en sus domicilios. El título hace alusión a que esa temperatura arde el papel. Esta original novela es una crítica al sistema gubernamental de cualquier nación y de cualquier tiempo, quienes sutilmente se oponen a que sus habitantes lean y estén sumergidos en la ignorancia y pegados a una pantalla, además de llevar una vida superficial. La necesidad de mantener vivo el espíritu de los lectores hace que exista un bosque de libros vivientes. Es decir, hombres y mujeres que saben de memoria obras de la literatura universal y que las expresan a los interesados. Más que una novela de Ciencia Ficción, es un homenaje al libro y al placer que representa la lectura. Crónicas Marcianas es una de las obras más representativas de Bradbury. Correspondió a Jorge Luis Borges escribir el prólogo de la edición en español, quien señala entre otros comentarios: “¿Qué ha hecho este hombre de Illinois me pregunto al cerrar las páginas de su libro para que episodios de la conquista de otro planeta me pueblen de terror y de soledad?” (Crónicas Marcianas, 1955, Ediciones Minotauro, Argentina) Las historias de este volumen comprenden los primeros viajes a Marte y su posterior colonización. Una de las mejores narraciones es el de una pareja de ancianos que perdió a su hijo, y una noche llega a visitarlos. Y aunque ellos están conscientes de que está muerto, lo reciben con cariño y lo tratan como si no hubiera pasado nada. Pero los recuerdos son tan intensos que el visitante termina descubriéndose: es un marciano y se transforma de acuerdo a los deseos de los humanos. Otro libro recomendable es El Hombre Ilustrado, donde un sujeto que hace alusión al título -está completamente tatuado-, encierra infinidad de historias en la superficie de su piel, y quien observa con detenimiento algún recuadro puede “ver y escuchar” la historia. El único inconveniente es que la curiosidad obliga a conocer más historias, hasta que el observador ve en esos trazos de tinta, ¡su propia muerte! Y es que Ray Bradbury no se limita a ser un autor de Ciencia Ficción en el estricto sentido del género, sino que su prosa poética lo hacen más interesante. Por ejemplo, sus descripciones de las máquinas no son frías y técnicas, sino que ofrece al lector metáforas bien logradas, relacionadas con aromas, texturas. O menciona atinadamente la emoción que manifiesta desterminado personaje. Una prosa elegante que aun traducida al español no pierde su esencia. Su relación con México está presente en varios de sus cuentos, como Las Momias de Guanajuato, lugar que visitó en alguna ocasión y que en muchas entrevistas refería con entusiasmo. Ojalá que en este próximo maratón haya oportunidad de leer dos cuentos excepcionales: El Sonido del Trueno, y El Maravilloso Traje de Color Vainilla. Estaremos puntuales.
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