A tres semanas de haber tomado protesta como presidenta de México, Claudia Sheinbaum no da muestras de que vaya a gobernar con un criterio y estilo propios, que vaya a “independizarse” de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Todo lo contrario, lo cual resulta muy preocupante.
Así tenemos una gobernante que igualmente culpa a otras administraciones de la situación actual, particularmente de Felipe Calderón y tiene solo vítores para su mentor y un idéntico estilo de hacer las cosas.
Ni siquiera a Enrique Peña Nieto tiene en su radar.
El problema es que los caprichos y ocurrencias de López Obrador eran muy suyos; los de Sheinbaum Pardo son una copia.
El pasado dos de octubre, en su primer mensaje, la presidenta dijo que Guanajuato, de gobierno panista, registra un índice de inseguridad superior al de Sinaloa, donde gobierna Morena.
Y minimizó la inseguridad que padecen los sinaloenses.
Días después, a manera de enmendar el “error”, visitó Guanajuato donde se reunió con la mandataria Libia García y acordaron una estrategia conjunta para atacar la inseguridad desde sus orígenes.
Es de reconocerse que en el tema de seguridad pública, la presidenta no seguirá la desastrosa política lópezobradorista de “abrazos, no balazos”, y por lo menos en este rubro está tratando de hacer algo diferente. ¬ ¿Será porque los presuntos compromisos de AMLO con el crimen organizado no son lo de Claudia?
Sheinbaum Pardo se ha referido a la oposición y a los conservadores como “nuestros adversarios” y su postura es no reunirse ni dialogar con los representantes de los partidos opositores, salvo en el caso de los gobernadores, a quienes incluye en las reuniones del gabinete de seguridad.
Y no les tendió la mano, lo que motivó que el dirigente panistas Marko Cortés la llamara mentirosa.
Sin ser abogada y mucho menos experta en la Ley de Amparo, pero como si lo fuera, Claudia Sheinbaum habla de las reformas al Poder Judicial pero con un texto bien aprendido, de tal forma que la sacan de balance cuando le formulan preguntas fuera del libreto.
Además, está claro que la sucesora de AMLO no moverá un ápice su postura en contra del Poder Judicial y estás claro que para hacer valer su razón no vacilará en recurrir a la fuerza pública. Ojalá no atestiguemos esos extremos.