Desde hace 24 años, el conocimiento sobre las fuerzas armadas que tenían los presidentes “electos” era en la realidad muy poco. Es difícil asegurar que a pesar de haberse convertido en Comandantes Supremos de las Fuerzas Armadas, al final de sus sexenios llegaron a comprender en su totalidad quiénes y qué son los soldados de tierra, mar y aire.
La relación de los presidentes con sus secretarios de Defensa y Marina siempre fue de menos a más y, a pesar de que en el caso de Vicente Fox, con el general Vega García, la relación no fue nunca la mejor, al final de cada sexenio el resultado es satisfactorio para el presidente; es decir, todos los generales y almirantes secretarios han cumplido a cabalidad y satisfacción lo encomendado por el Comandante Supremo.
En los últimos 50 años, todos los generales secretarios han terminado el sexenio junto con el presidente. 10 presidentes durante medio siglo con 10 secretarios de la Defensa y 11 de Marina.
Efectivamente, en la conformación del gabinete que decide un presidente electo la selección de los secretarios de Defensa y Marina es la más estratégica y, por qué no, la más importante, ya que comprobado está que son un signo de gran fortaleza para la administración sexenal.
La próxima Comandante Suprema de las Fuerzas Armadas tiene ya plena claridad de quiénes serán el general y el almirante que la acompañen hasta 2030, comprendiendo en ello que su Presidencia será una tarea sumamente compleja, debido a que los retos que hereda deben enfrentarse con las mayores fortalezas posibles.
Ya anunció la próxima Presidenta que hasta después del desfile del 16 de septiembre anunciará a los elegidos.
La decisión es de ella y de nadie más. Nuevamente se insiste en que la lealtad y la obediencia serán para ella y, por tal motivo, la decisión no la tomó por columnas periodísticas o por consejo de algunos.
Los periodistas que han insistido en dar por hecho nombres de generales y almirantes como los futuros secretarios son los que han sido oposición al gobierno actual y a ella misma; luego entonces, poco o nulo valor le dará la receptora a quien están dirigidos.
La periodista —hasta hace poco cónsul en Turquía— que se supone es afín a este gobierno, con su columna de esta semana, en vez de hacer un favor, demostró que, a pesar de que cubrió la fuente muchos años, no comprende hoy lo que es la sucesión militar ni mucho menos al Ejército, o bien, como ella dice, a “sus generales”.
Claudia Sheimbaun tiene pleno conocimiento de lo que es el Ejército, su lealtad y sus resultados. La decisión que tomó en torno al próximo general secretario es completamente la mejor, ya que únicamente ella sabe las necesidades que tendrá su gobierno y la importancia del soporte militar para ello.
Lo mismo sucede con la decisión del almirante secretario. Conoce bien las lealtades y sus alcances.
La próxima Comandante Suprema ha tenido la oportunidad de conocer y relacionarse con el instituto armado; lo sui géneris del actual sexenio le ha dado esa oportunidad, tanto como jefa de Gobierno como parte del movimiento que encabeza el actual Presidente.
Ese conocimiento le ha dado la claridad para elegir a quien ella considera serán compatibles y certeros en su gobierno.
Falta poco.