Con la estrategia de seguridad emprendida por el gobierno federal, la Guardia Nacional representa el cuerpo operativo de respuesta y soporte institucional para la seguridad pública federal.
Se debe insistir en que los resultados de la estrategia son evidentes como satisfactorios, pero sobre todo marcan la ruta que el gobierno seguirá en esta materia. Inteligencia, investigación y acción soportándose en un marco jurídico que logre fundamentar de manera sólida cuando haya detenciones que los responsables de delitos paguen.
La coordinación entre las secretarías de Defensa, Marina, Seguridad y Protección Ciudadana, y la Guardia Nacional es el componente que ha logrado que las cosas se hagan de manera correcta.
Insistir en las fortalezas de la Guardia Nacional no está demás, al contrario; al ser una fuerza armada sumada institucionalmente a la Secretaría de la Defensa Nacional fortalece, además de su razón de ser, la respuesta operativa a la seguridad que tanto demandan los mexicanos.
Sin duda, un gran soporte institucional de la Guardia Nacional es que ya no existirán iniciativas en el futuro para reinventarla, como sucedió tantas veces con la policía federal.
La Guardia Nacional es una institución joven que, aun y a pesar de serlo, ha logrado enfrentar los grandes retos de seguridad que tiene el país.
La Gendarmería Nacional francesa se creó en 1791, los Carabineros italianos en 1814, la Guardia Civil española nació en 1844 y la Policía Nacional colombiana en 1891. Lo anterior no intenta comparar o hacer un símil entre ellas con la Guardia Nacional; más bien, se trata de comprender la importancia institucional operativa y de proximidad social que tiene nuestro país con la dependencia, misma que no se politiza, o bien depende de cambios de gobierno para que tenga futuro y trascendencia.
Sin espacio para ingenuidades, quienes se han sumado a la Guardia Nacional comprenden correctamente cuál es la naturaleza de la misma y, por tanto, la importancia de pertenecer a ella. La ruta profesional de los guardias nacionales es de largo plazo y esa realidad da a las mujeres y hombres que la integran incentivos para servir y proteger a los ciudadanos, así como para fortalecer a las instituciones nacionales.
Si bien por ahora la Guardia se compone en su gran mayoría de personal militar, en un corto plazo será la doctrina y la disciplina castrense la que impulse a sus integrantes a dirigirse específicamente al terreno de la seguridad pública federal, es decir, a tener y seguir una carrera como guardias nacionales, no como soldados, a pesar de pertenecer institucionalmente a la Secretaría de la Defensa Nacional, como sucede en una gran cantidad de países donde sus cuerpos de seguridad pública tienen una tutela militar.
La primera antigüedad de licenciados en Seguridad Pública se graduó del Heroico Colegio Militar, misma que antecede a las muchas que egresarán para servir como comandantes de la Guardia Nacional.
En este espacio se ha insistido en que la Guardia no puede ser la única solución a los problemas de seguridad pública, aun y a pesar que algunas voces —en sus inicios— le quisieron endilgar esa responsabilidad. La actual estrategia de seguridad le está dando cimientos sólidos a la institución para ser parte integral de la solución que México requiere.
Coordinación, inteligencia, investigación y acción son la clave.
Sin duda, se está logrando.