La política norteamericana hacia México, antes que plantear estrategias conjuntas ante problemas e intereses compartidos, ha sido casi siempre unilateral y sacando ventaja.
Una manera de darnos una idea de cómo vendrán las relaciones con Estados Unidos ahora con Donald Trump, es observar el tipo de funcionarios que enfrentaremos a partir de sus antecedentes y sus hechos.
La clasificación que se hace para determinar el tipo de estrategias agresivas o conciliadoras que habrán de llevar adelante esos funcionarios en nuestras relaciones bilaterales, han sido divididas en dos categorías: halcones y palomas. Los halcones son los violentos, los golpeadores; las palomas son funcionarios con mayor equilibrio y prudencia, normalmente son conciliadores.
El presidente Trump, con sus funcionarios desalmados, nos muestra cual será la política para con México porque está eligiendo a puros halcones; la idea es sellar la frontera con México e iniciar deportaciones masivas de indocumentados, y para eso nombró a Stephen Miller, arquitecto de la policía antiinmigrante y a Tom Homan, ex jefe de la agencia de inmigración, quien en la primera presidencia de Trump separó al menos a 5 mil niños de sus familias. Hay algunos otros halcones, como Ted Cruz, que han propuesto modificar las leyes para que a los hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en Estados Unidos no les sea otorgada la ciudadanía de manera automática.
Marco Rubio será secretario de Estado; él tuvo fricciones con el ex presidente López obrador, y es uno de los que propuso invadir México. Donald Trump nombró secretaria de Seguridad Nacional a la gobernadora de Dakota del sur, Kristi Noem, quien ganó la gubernatura de su estado prometiendo cerrar la frontera a la inmigración ilegal y efectuar la mayor deportación de la historia. En su libro de memorias, ella reveló cómo mató a una de sus perritas de catorce meses llamada Cricket.
Y Elon Musk ya tiene cargo: dirigirá el departamento de eficiencia gubernamental y amenaza con una reforma drástica de la administración pública que, según él, hará temblar al sistema y a todos los implicados en el despilfarro gubernamental. Trump amenaza con acabar con el estado profundo, con la corrupción y con la asociación pública-privada de los legisladores y funcionarios de gobierno que al dejar el puesto se acomodan fácilmente en puestos importantes del sector privado que defendieron durante su gestión.