Se avecinan tiempos turbulentos para México. La contundente victoria de Trump garantiza un periodo de enorme incertidumbre para nuestro país.
Durante su campaña, Trump enumeró una serie de políticas que nos pueden perjudicar. Habló de deportar a todos los indocumentados de EU; de los cuales, alrededor de 5 millones son mexicanos. Absorber aunque sea una fracción de esta población nos generará enormes problemas. El simple miedo a ser deportados puede afectar la disposición de nuestros compatriotas a enviar miles de millones de dólares en remesas, un ingreso vital para la economía nacional.
Trump se ha autodenominado un “hombre de tarifas” y ha manifestado su intención de incrementarlas a todas las importaciones que entren a su país, incluidas las provenientes de México. Apenas el lunes amenazó con imponer aranceles de 25% a productos mexicanos si el gobierno no frena la migración. En un país como el nuestro, en el que más de la mitad del PIB depende del comercio con EU, una guerra de aranceles puede causar estragos.
Trump también puede afectar el nearshoring, un fenómeno que promete aportar grandes cantidades de inversión directa a México. En su campaña les advirtió a varias empresas estadunidenses que expresaron su deseo de abrir fábricas en nuestro país que enfrentarán fuertes tarifas a la hora de exportar sus productos a EU.
Pese a que estos riesgos son reales, puedo pensar en un escenario más optimista, en el que Trump representa una mejor opción para México que la que habría sido Kamala. De entrada, su tendencia más favorable hacia los negocios puede beneficiar la economía de su país. La positiva reacción de los mercados accionarios a raíz de su triunfo es prueba de que los inversionistas lo ven con buenos ojos. Dado el nivel de integración de nuestras economías, lo que es bueno para EU puede ser bueno para México.
Es muy probable que buena parte de las amenazas de Trump sean solo eso, amenazas, y que a la hora de gobernar no las lleve a cabo. Ya tenemos un antecedente con su gobierno anterior. Contrario a lo que muchos temían, la primera presidencia de Trump fue positiva para México. Las fuerzas geopolíticas actuales favorecen la integración regional y EU tiene mucho que ganar con la relación económica con nuestro país. Atrás de su retórica, Trump ha demostrado ser un hombre pragmático en varias ocasiones.
Sobre el T-MEC no hay que olvidar que fue el propio Trump quien lo negoció y que en su momento calificó el tratado como el “más benéfico” para su país. Veo difícil que ahora busque desmantelarlo; Kamala votó contra el T-MEC y Trump incluso puede servir de contrapeso para Sheinbaum en caso de que busque crear un clima anti negocios en México y la puede presionar para ser más eficiente en el combate contra el narcotráfico.
En fin, aunque existe mucha incertidumbre respecto al impacto de Trump en México, hay elementos para pensar que no será tan negativo como muchos piensan.