Una posible buena noticia en Mexicana

Ciudad de México /

Hace unos días Mexicana de Aviación redujo drásticamente el número de rutas que opera, pasando de 18 a solo 10. Fuera quedaron los vuelos que conectan el AIFA con Acapulco y Guadalajara, entre otros. Este recorte repentino representa un pésimo augurio para la aerolínea estatal. Lo cierto es que el gobierno nunca debió haber entrado a este negocio. Si para las empresas privadas es complejo ganar dinero en la industria aérea, para las públicas es casi imposible. 

Lo único que preserva la nueva Mexicana de la emblemática aerolínea que muchos conocimos hace más de una década es el nombre; el cual, por cierto, le costó al gobierno más de 400 millones de pesos adquirir. La gestión está a cargo del Ejército y opera menos de cinco aviones. La idea de revivirla siempre fue descabellada. Nunca existió un estudio de mercado ni un plan de negocios. La frustración de López Obrador por los elevados precios de los boletos de avión pudo ser legítima, pero una aerolínea operada por militares nunca fue la solución. 

No sabemos la cantidad de pérdidas que arroja Mexicana (su contabilidad no es pública), pero la reciente decisión de cancelar rutas es un indicio de que no son menores. Es evidente que está tratando de reducir costos. Lo que sí sabemos es que el gobierno de Sheinbaum no se puede dar el lujo de destinar recursos ilimitados a proyectos inviables como Mexicana dada la necesidad de reducir el enorme déficit presupuestario. El simple hecho de que la Presidenta haya aceptado la disminución de rutas es una buena noticia: muestra que su administración no le va a asignar un cheque en blanco a todos los proyectos que le heredó López Obrador. 

Será interesante ver cómo se desenvuelve la situación. Sheinbaum hizo una declaración ambigua el lunes. Sostuvo, por un lado, que Mexicana “es una empresa pública y, por tanto, no tiene la ganancia como el elemento que define la operación…”, solo para agregar: “pero, de todas maneras se tiene que hacer una revisión de cuántos pasajeros volaron”. Quiero pensar que está tratando de desmarcarse, aunque sea un poco, de algunos de los compromisos que le impuso López Obrador. 

Se espera que esta misma semana se presente el nuevo plan maestro de Mexicana. Su contenido será revelador. Ayudará a conocer mejor la postura de Sheinbaum frente a dos poderosas fuerzas opuestas: respetar el legado de su mentor político o actuar con pragmatismo ante la falta de recursos públicos. Su gobierno enfrenta suficientes desafíos y necesidades presupuestarias para seguir distrayéndose con una aerolínea. 

El optimismo que despertó en mí la cancelación de ocho rutas puede evaporarse pronto si el nuevo plan maestro llama a una ampliación de las operaciones de Mexicana en lugar de un repliegue estratégico. Por desgracia, ya hay señales de que el gobierno no aprendió la lección. De la mano del anuncio de la contracción de rutas vino la noticia de que el gobierno entraría al negocio de autos eléctricos. 


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