Urge prepararnos para la revolución de la IA

Ciudad de México /

No sé qué tan familiarizado esté, lector, con herramientas de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT. Si lo está, entonces tiene una idea de su potencial transformador. Si no, estoy seguro de que cuando las pruebe lo apreciará. Se avecina una revolución tecnológica, quizá más poderosa que la industrial, con profundas consecuencias en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas. Más nos vale estar preparados.

Pocas profesiones están inmunes al torbellino que representa la IA. Cuatro de cada cinco trabajos estarán afectados por esta tecnología en los próximos años, de acuerdo con OpenAI, creador de ChatGPT. Desde doctores a abogados, pasando por programadores, diseñadores y periodistas, tendrán que adaptarse. En el aspecto médico, por ejemplo, los chatbots ya pueden ofrecer diagnósticos, contestar preguntas de pacientes y sugerir tratamientos, en ocasiones con la misma o mayor precisión que un doctor. Y este es apenas el comienzo. 

Es en este contexto que nos urge prepararnos para enfrentar los profundos cambios que traerá la IA y el lugar idóneo para empezar es en el sistema educativo. Aquí es donde se están formando los futuros profesionistas. 

Queda claro que el desafío es gigantesco, pero un primer paso debe ser abrir la discusión en los más altos niveles del gobierno sobre cómo preparar a los estudiantes para aprovechar al máximo la IA. Por desgracia, no veo que esté en el radar de los tomadores de decisiones. No solo es fundamental incorporar ChatGPT y otras herramientas a los programas de estudios para que los niños y jóvenes las sepan manejar cuando entren al mercado laboral, también es clave aprovechar la IA para mejorar la manera en que aprenden los alumnos. Pensemos en tutores digitales personalizados, por ejemplo. 

En el sistema educativo actual continúan predominando los métodos de aprendizaje del siglo pasado. Mientras que otros países han incorporado la IA en sus programas académicos, en México la formación sigue centralizada en memorizar datos y aplicar fórmulas, tareas que ChatGPT y otros chatbots pueden ejecutar con mucho mayor rapidez y precisión que cualquier persona. Los cambios al sistema educativo que se llevaron a cabo durante el sexenio pasado tuvieron un sesgo político; no se privilegiaron las nuevas tecnologías. 

Esto tiene que cambiar lo antes posible si no queremos que las nuevas generaciones carezcan de habilidades para enfrentar el mercado laboral. No será suficiente enseñar a los estudiantes a utilizar la tecnología. Habrá que rediseñar el currículo para que desarrollen aptitudes que serán más relevantes a raíz de la IA, como el pensamiento crítico, la colaboración y la creatividad.

Como advertí, el reto es inmenso. Entre más pronto el gobierno asimile la necesidad de transformar el sistema educativo para aprovechar las oportunidades que ofrece la IA mejor serán nuestros chances de superarlo. Empecemos poniendo el tema en la agenda nacional.


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