Reversa constitucional

  • Columna de Katya Morales Prado
  • Katya Morales Prado

León /

Cuando se hacen las cosas bien, no hay porque temer ser revisado.

La mal llamada reforma de supremacía constitucional además de ser un mecanismo contrario a los tiempos, retrógrado y que desconoce la importancia primordial de los derechos fundamentales como punto de partida de la justicia en México, también expresa un mensaje fuerte y claro que dice “El Gobierno puede hacer con la Constitución las tonterías que nos le den la gana y nadie las podrá revisar ni corregir” y así quedan en la nada todos los mecanismos de control de constitucionalidad y convencionalidad tan abundantemente desarrollados por los estudiosos del derecho, porque bien lo dijo Cantinflas: “Cinco años estudiando leyes, para ver políticos sin estudios haciendo leyes.” Políticos que ni siquiera las leen, los legisladores no entienden lo que votan, solo obedecen.

Las reformas constitucionales deben ser aprobadas por mayoría en las dos cámaras y luego aprobadas por más de la mitad de los congresos locales, se supone que esto es así porque para reformar la Constitución se necesita estudio, reflexión y discusión, pero cuando una reforma pasa por las cámaras en un periodo de dos semanas y es aprobada por los congresos locales en una noche, no me pueden venir a decir que alguien la estudió, reflexionó y discutió, nada de eso, solo se cumplen órdenes porque los legisladores locales y federales no son ya representantes del pueblo sino soldados legislativos del régimen.

La reforma al poder judicial está tan mal hecha en fondo y forma que obviamente no quieren que se las revisen y se avientan a lanzar en un transitorio la disposición de que la imposibilidad de revisión sea con efectos retroactivos, sumando con esto una violación más al estado de Derecho.

Ya lo dijo López Obrador: “Lo mejor es lo peor que se va a poner”, porque tenemos ya una guardia nacional militarizada y vienen enfiladas reformas en seguridad pública que dan a las policías mayores atribuciones y facultades para investigar. Primero capturaron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para que no hiciera ningún pronunciamiento; ahora están capturando a los impartidores de justicia. Están destrozando México jurídicamente hablando, no por nada grandes tratadistas como Roberto Gargarella y Juan Antonio García Amado se han pronunciado en contra de todas estas atrocidades. Están implantando una ideología regresiva de democracia modelo siglo XX, en donde no se escucha a las minorías, ni se respetan los derechos fundamentales, donde los votos se compran con dinero y el pueblo piensa que gana porque recibe dádivas, cuando realmente pierde porque cada vez queda más indefenso frente al gobierno. _


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