El proceso electoral 2021 en México y Coahuila nos reiteran una cosa de manera contundente: la búsqueda del poder por el poder al abrazar el pragmatismo y dejar de lado toda ideología.
Desde antes de que comenzaran las campañas fue conformado un frente común para quitarle a Morena y sus aliados la mayoría calificada en el Congreso de la Unión con la alianza de tres partidos diversos en su ideología: el PRI, el PAN y el PRD.
La coalición fue cuestionada, entre otras cosas, por el reciclaje de figuras de antaño postuladas y que incluso tienen señalamientos de corrupción en las administraciones federales pasadas.
Aquí aplica la lógica de que cada instituto ofrece a su gente y de esa forma al hacer sumas pretenden ganar preferencias, sin tomar en cuenta los principios los que la militancia está registrada.
En el caso de Coahuila esa alianza no va como tal, pero el PRI y el PRD van en coalición en las diferentes alcaldías que se disputan, mientras que el PAN optó por la soledad.
En el caso del tricolor y el histórico partido de izquierda resulta cuestionable el proceder cuando hubo acusaciones y descrédito de ambas fuerzas políticas en el pasado.
Morena, por su lado, trató de reunir entre sus aliados de manera formal a la Unidad Democrática de Coahuila (UDC) y al Partido del Trabajo, aunque las resoluciones del Tribunal Electoral echaron abajo esa unión en la boleta.
En el caso de la primera fuerza política tenemos un evidente asunto de pragmatismo porque fue un acompañante al menos en la última década del PAN y anteriormente hizo equipo en algunos puestos con el PRI.
Una de sus figuras más emblemáticas y conocida como su líder moral que es Lenin Pérez llegó a San Lázaro hace tres años postulado por el partido Acción Nacional.
Ahora quiso permanecer en el cargo con la nominación del PT y también le echaron abajo su aspiración porque la autoridad electoral consideró improcedente su actuar con otro partido.
En casos como Torreón tenemos a un grupo político al interior de Morena que busca el poder de cualquier forma.
El INE le dio para atrás a la controvertida candidatura de Luis Fernando Salazar por no presentar gastos de precampaña y la Sala Regional de Monterrey del TRIFE validó esa decisión, aunque hay un último recurso pendiente para definir si entra o no.
Mientras tanto ese grupo político ya comenzó a mover hilos de cierta manera.
Hemos visto desbandadas de ex panistas que ahora apoyan este proyecto e incluso el registro del padre de Luis Fernando para que forzosamente aparezca un homólogo en la boleta el próximo 6 de junio.
Lo que se cuestiona al interior de los diferentes grupos morenistas y de la izquierda local tiene que ver con que no se les tomó en cuenta para la designación de candidaturas tanto en la alcaldía como la planilla.
Vemos el fenómeno que ocurre en diversas partes del país y que está realizado con que figuras externas que llegaron a Morena se apoderaron de su dirección.
El 6 de junio veremos si en el plano local y federal el pragmatismo sirve como sus actores piensan o reciben un descalabro inolvidable.