En estos días se llevó a cabo la 87 Convención Bancaria en Acapulco, y en el contexto de este evento, me gustaría dar un breve repaso de dónde estamos parados y hacía dónde debemos ir en cuestión de penetración bancaria en México.
El papel principal de un banco en una sociedad o economía es captar recursos de los ahorradores o empresas, es decir, de los participantes que tienen un superávit de dinero, y canalizarlo a los participantes que tienen un déficit de recursos a través del crédito. Entre más personas o empresas usen los servicios bancarios, el sistema financiero tenderá a funcionar mejor, no solo en la distribución de capital de donde hay superávit a donde hay déficit, sino también en sus mecanismos de control y regulación, como la política monetaria, por ejemplo.
En este sentido, la penetración bancaria, es decir, la cantidad de gente que usa los servicios bancarios en el país es de suma importancia. Lamentablemente, en México este número es bastante bajo contra pares relevantes de la región. Según datos del Banco Mundial, solo 46 por ciento de la población mexicana posee una cuenta de ahorro en alguna institución bancaria, y solo 37 por ciento de la población cuenta con una tarjeta de crédito. Si comparamos estos números con algunos países en América Latina, México se encuentra bastante rezagado. Por ejemplo, 83 por ciento de los brasileños tiene una cuenta de ahorro y 70 por ciento tiene tarjetas de crédito; en el caso de Chile es aún más alto (88 por ciento tiene cuenta de ahorro y 80 por ciento tarjeta de crédito). Incluso Venezuela está mucho mejor que México con 83 por ciento en cuentas de ahorro y 86 por ciento en tarjetas de crédito.
Otra forma de verlo es a través de cuánto representa la penetración bancaria de un país como porcentaje de su PIB. En ese rubro, México también palidece si se compara contra las economías importantes de América Latina. Mientras que la penetración bancaria en México representa apenas 21 por ciento del PIB, el mismo rubro en Brasil es de 80 por ciento y en Chile es de 70 por ciento. ¡México es apenas una cuarta parte que sus pares importantes en la región! En ese sentido, la bancarización en México es uno de los grandes temas pendientes que la banca y el gobierno tienen que atender durante los siguientes años.
Dicho esto, me gustaría poner en el foco lo que está haciendo Colombia en este frente, y que puede ser útil para el caso mexicano. En 1982, Colombia creó el Fondo Nacional de Garantías (FNG), cuyo propósito es servir de garantía para personas o empresas que no tienen los activos necesarios para ir a pedir un préstamo al banco. En pocas palabras, si no tienes activos o solvencia económica suficiente para respaldar el pago de un préstamo, puedes pedir al banco colombiano que el FNG funja como aval de tu préstamo, y así volverte sujeto de crédito. Es obvio que este aval no es gratis. Al prestatario se le cobrará dicho aval prestándole a una tasa mayor a la tasa “normal”; sin embargo, esa tasa mayor es significativamente menor a las tasas que las personas o empresas pueden encontrar en el sector financiero no bancario. De esta forma, el banco se beneficia aumentando su cartera de crédito con préstamos de buena calidad (avalados por el FNG) y el público en general también se beneficia logrando acceder a préstamos bancarios más baratos que los que puede acceder sin el aval del FNG.
En México hay productos similares, pero solo funcionan para ciertos sectores, como el agropecuario. La idea del FNG es hacerlo accesible a todas las personas y a cualquier tipo de crédito. De esta forma, la gente tendrá mayor incentivo de acercarse al banco, y el banco tendrá mayor incentivo de prestar más.
Asimismo, al cobrar una tasa mayor a la tradicional más un manejo activo del patrimonio, el FNG se asegura de poder hacer frente a la cartera vencida (que definitivamente se incrementará) sin descapitalizarse y permitir que siga fungiendo como aval para futuros préstamos.
Para darnos una idea, la meta del FNG a finales de 2024 es garantizar un equivalente a 5 mil 130 millones de dólares, o 1.5 por ciento de su PIB. Si bien el monto como porcentaje del PIB es pequeño, es un esfuerzo importante que va creciendo todos los años y que ayuda a incrementar la inclusión financiera y la bancarización en los sectores menos favorecidos que, además, son los que más lo necesitan.
Si bien es difícil proponer una estrategia seria de bancarización en una columna de 800 palabras, me gustaría que ésta sirva como un ejemplo más de que existen soluciones alrededor del mundo que México puede adoptar para hacer crecer la participación de la población en el sector. Que este número aumente es indispensable para que México siga creciendo de una manera sana y sostenible. Está en el interés de todos que el mexicano promedio tenga acceso a la gran variedad de servicios bancarios que tiene el país que, dicho sea de paso, está a la altura de cualquier economía desarrollada.