Después de ver al equipo Santos Laguna ser uno de los protagonistas del futbol mexicano, de lograr títulos en tan pocos años, de ver a sus jugadores en diferentes épocas partirse la jefa por los colores albiverdes, ahora, los dirigidos por Ignacio Ambriz no dan más que pena ajena.
Se dice que el equipo local tiene jugadores de calidad, pero muy pocos y solamente se puede decir que hay dos que se la parten en la cancha, uno es Pedro Aquino y el otro el portero Carlos Acevedo.
De aquel gran equipo que se hablaba al tú por tú con cualquiera d ellos llamados grandes del futbol mexicano, no queda nada, solamente se ve une equipo que no sabe lo que es morirse en la cancha por los colores de la institución, misma que les paga muy buenos sueldos.
Ya no vemos a un Jared Borgetti, a un Chucho Benítez (qepd), Matías Vuoso, Ramón Ramírez, “Hachita” Ludueña, “Pony” Ruiz y tantos y tantos más que dejaron huella en su paso por la comarca, dando muchas satisfacciones al entonces llamado equipo de todos.
A aquellos defensas de primer nivel que defendían los colores verde y blanco, quienes por muchos años hicieron respetar la cancha del viejo estadio Corona, al cual se le conocía como la “casa del dolor ajeno”, ya que quien venía a Torreón, no salían bien librados con los resultados, además, sufrían las consecuencias de jugar a las cuatro de la tarde con temperaturas arriba de los 40 grados centígrados.
Ahora, la afición ya se ha empezado a olvidar de lo que en un tiempo fueron sus “guerreros”, por lo que ahora el Territorio Santos Modelo sufre las consecuencias con bajas entradas, por lo que van más aficionados de los equipos visitantes que del equipo que dan pena ajena.
De verdad que duele decirlo, pero el Santos Laguna ya no es un referente para las pláticas de sobre mesa, como tampoco para hacer una carnita mientras se observa el partido.
No, Santos Laguna simplemente dejó de ser un equipo luchador, una escuadra que se la partía en la cancha.
Ahora, no se sabe el futuro ni del técnico Ignacio Ambriz como de muchos jugadores y además, si quiere la directiva rescatar a los Guerreros, tendrá que invertirle y en serio.
Por algún momento se tenía la esperanza de que podrían salir adelante, pero la mediocridad de muchos de sus jugadores, acabaron con la ilusión.
Ojalá la directiva enderece el camino y recupere a su gran afición.
Walter.juarez@milenio.com