Se pasaron las fiestas de Navidad y Año Nuevo, se gastó mucho dinero en la compra de las cenas, de los regalos, del alcohol que se consumió y que fue en grandes cantidades, así como en los juguetes que les trajo Santa Clós a los pequeños del hogar.
No importó sacar las tarjetas de crédito y comprar a meses sin intereses, ya que las compras por las fechas lo merecían y muchos no planearon sus gastos, simplemente se terminaron sus aguinaldos y se endeudaron con sus plásticos, por lo que ahora que llegó la famosa cuesta de enero, no tienen dinero para los pagos de inicio de año y los cuales no son pocos.
Hay que desembolsar para poder salir adelante con el predial, además se viene un duro golpe a los bolsillos, ya que hay que liquidar lo que son los pagos de derechos vehiculares y además, en este año hay que desembolsar el gasto del cambio de láminas, por lo que es un dinerito más que se tiene que desembolsar.
Pero no solamente es el predial y los derechos vehiculares, también se vienen los recibos de la luz, del agua, el pago del gas, las colegiaturas y todo lo que se venga.
Hay muchos laguneros que se quedaron sin dinero, ya que hicieron gastos de más, ya que no solamente gastaron en el pavo, en la carne para asar, en el bacalao, en la pierna al horno, en los tamales, así como en los menudos y pozoles, por lo que no les ha quedado más remedio que acudir a las casas de empeño, llevar desde los aretes, cadenas, anillos, hasta alguno que otro electrodoméstico, ya que necesitan billetes para poder librar los gastos antes de que caiga la primera quincena.
Para muchas familias, los gastos navideños y de año nuevo valieron la pena, ya que esa unión familiar que se da durante esas dos noches no se pagan con nada.
Se demuestra el amor, así como la amistad y además, se cumple con un deseo como lo es regalarle a los hijos los juguetes que más desean.
Claro que hubo familias que esas dos noches fueron como cualquier otra, ya que no tuvieron dinero para llevar una buena cena a sus mesas y tuvieron que acostarse como de costumbre.
En fin, ojalá la empatía se hiciera presente y aquellos que tuvieron oportunidad, pudieran haber compartido con sus semejantes.
Walter.juarez@milenio.com